César Vidal

Un fantasma persigue las Fallas

Un fantasma persigue las Fallas
Un fantasma persigue las Fallaslarazon

Me encuentro con mi amigo Chimo. Habitualmente, su rostro coloradote y redondo se muestra tan alegre que parece que acaba de despachar una fideuá. Sin embargo, hoy tiene cara de pocos amigos. Un tanto inquieto –nunca sabes lo que la vida te va a deparar–, indago por la razón de esa cara avinagrada. «Nos han hundido las Fallas», me dice apesadumbrado. «¿Y eso?», pregunto sorprendido. «Teníamos a los ninots a punto... más bonitos que... y, ¡che!, llegaron los hombres de Montoro», me responde mientras aprieta los puños. Parpadeo, perplejo, porque no estoy seguro de comprenderlo. «¿Qué quieres decir?». «Pues verás... tú sabes que todos los años en las fallas se escogen temas de actualidad. Lo mismo es el presidente del Gobierno, que la oposición, que lo mal que va la vida, que ya el sueldo no te da ni para minchar. Este año hicimos varios ninots quejándonos de la subida del veintiuno por ciento del IVA y, ¡che!, han llegado los inspectores de Hacienda pidiéndonos los papeles de las Fallas», me informa escupiendo las palabras. «Ya veo», le digo, «pero ¿no pretenderás que porque os habéis quejado de lo que se queja toda España Montoro ha ordenado inspeccionaros?», le comento, intentando calmarlo. «Pues sí lo pretendo, ¡che!, sí lo pretendo. Nosotros de toda la vida hemos expresado lo que piensa la gente y lo mismo podía aparecer el Boyer y la Preysler que los Reyes o Felipe González. Nunca, pero nunca, ¡che!, hemos tenido problemas y ahora, porque nos quejamos de la subida del IVA, Montoro...». «No, hombre, no», le corto, «eso es casualidad. ¿Cómo vas a creer que haya relación alguna?». «Pues porque no puede ser de otra manera», me responde con agüilla en los ojos. «Para hacernos una inspección podían haber escogido cualquier día del año, pero no, tenían que aguarnos las Fallas». Reconozco que la casualidad es, como mínimo, llamativa. «Y además, que las Fallas son una muestra de arte efímero, que no se venden, que no se trafica con ellas, que lo del veintiuno por ciento de IVA no hay por dónde cogerlo...». «Ya...», digo mientras intento reducir la tensión. «Siempre os queda el consuelo de hacer un ninot el año que viene con la figura de Montoro». «Mira», me dice Chimo con una mirada que me hiela la sangre en las venas, «todos los falleros lo echaríamos al fuego, pero no precisamente como ninot». El comentario me seca la boca. Ha llegado el momento de tomarse una horchata.