Un favor impagable

La miopía política de CiU y ERC ha dado un respiro a los socialistas, reunidos en su Comité Federal. La resolución soberanista, que se debatirá el próximo día 23 en el Parlament, utiliza el derecho a decidir como una mera excusa para plantear la independencia de Cataluña. Este burdo planteamiento ha dejado solo a Artur Mas, asido a la mano que mece la cuna de la política catalana: ERC. Ni tan siquiera Iniciativa per Cataluña se ha mostrado dispuesta a apoyar una actuación que sólo responde a un proyecto político secesionista. Haría bien Joan Herrera en no convertirse en la muleta que necesitan los nacionalistas para dar visos de legitimidad a su proyecto.

Las prisas de Mas han servido para sosegar el que se vislumbra como el más complicado debate en el seno del socialismo español. Rubalcaba y Pere Navarro han ganado tiempo para limar sus propias asperezas internas. Las diferencias de criterio son evidentes, pero ambos se necesitan. Me refiero al PSOE y al PSC. El uno sin el otro, el otro sin el uno, no son nada, no son alternativa de gobierno, ni en España ni en Cataluña. Su ruptura sería el éxito de sus adversarios. Ambos dirigentes lo saben y se han conjurado para que el ruido de sables no suene más de lo indispensable.

La línea roja está marcada. Ni PSOE ni PSC están por la independencia. Sin embargo, el modelo federal sigue siendo víctima de una vaga formulación. Esta es su principal debilidad, pero también puede ser su fortaleza. Los socialistas deben construir su propia alternativa y ofrecer a la sociedad un mensaje que se aleje de las veleidades separatistas y de la recentralización jacobina que personaliza el PP. Mas les ha hecho un favor impagable. Es cuestión de aprovecharlo.