Un líder de consenso

Ya dijo en su día Adenauer: «Hay enemigos, enemigos mortales y compañeros de partido», y en el PSOE todos parece que se han puesto de acuerdo para minarle la moral a Pedro Sánchez. Susana Díaz, habilísima a la hora de darle un día cal y al siguiente, arena, anda de reuniones con Madina y Chacón. Con esos encuentros, Díaz estaría buscando en Madina una especie de asesoramiento ideológico, y en Chacón, un posible tándem con el que plantarle cara a Sánchez el próximo julio.

Por el otro flanco el ataque le llega al secretario general, de esa vieja guardia a la que se ha laminado bajo el mantra de la renovación sin ni siquiera ofrecerle un triste reloj de oro como agradecimiento por los servicios prestados. Mientras Susana está en lo suyo, Zapatero ha dejado de contar nubes para tomarse un té con Pablo Iglesias en el comedor de Bono, a sus espaldas y con la clarísima (y seguramente única) intención de contarlo después.

No parecía fácil poner de acuerdo a la que fue su mentora, a su rival en las primarias, a la promesa sin cuajar, al penúltimo jarrón chino y a José Bono, que no se pierde un buen complot. Sin embargo, ahí están, cada uno a su bola pero todos pegándose por hacerle la cama demostrando que la elección del líder mediante primarias no deja de ser un teatrillo. Para que luego digan que en el PSOE no hay consenso.