Alfonso Merlos
Un pollo sin cabeza
Desnortado, desdibujado, a la deriva, sin referencias, sin guión y sin un horizonte de futuro. Lo más fácil sería decir que el PSOE no es lo que era. Pero en realidad el panorama de división, debilitamiento y anarquía pura que vive el socialismo español es el resultado de años de experimentos tontos y, en última instancia, de la ausencia de visión de Estado.
No es imputable esto a Rubalcaba, aunque Rubalcaba está siendo incapaz de reconducir una situación que definitivamente se le ha ido de las manos. Cuando pensábamos que el único reducto de díscolos se concentraba en Cataluña y en la idiosincrasia especialísimamente singular del PSC, aparecen sacando los pies del tiesto los correligionarios vascos (¡Ay Patxi, qué herencia!).
En realidad vuelven a las andadas. O quizá no se han terminado de sacudir el «complejo Eguiguren». Da igual. Es simplemente obsceno que haya un alineamiento con lo más rancio del nacionalismo y con lo más sucio del batasunismo para reclamar nada menos que el decaimiento de la doctrina Parot, para exigir la inmediata puesta en libertad de todos l@s pres@s vasc@s que, a juicio de los nietos de Pablo Iglesias, están sufriendo un innecesario e injusto alargamiento de su estancia en prisión.
No hay que darle muchas más vueltas. El PSOE necesita volver a empezar desde el principio o terminará por los andurriales que transitan y habitan los parias, los desheredados de la izquierda, los marginales. Con sus errores y sus torpezas, con sus excesos y sus episódicos disparates antipatrióticos, uno sabía antes dónde estaban y a qué jugaban los conmilitones del puño y la rosa. Ahora es imposible descifrarlo. Ellos mismos no tienen ni puñetera idea.
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