Crisis en el PSOE

Una crisis a base de Coca-Cola

La Razón
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No ceder un ápice y si hay que morir, matando. Es el mensaje de Pedro Sánchez y su «núcleo duro» de fieles atrincherados en el cuartel general de Ferraz. Mientras el PSOE se desangra en una lucha fratricida sin precedentes, al borde incluso de una escisión, la resistencia numantina del todavía secretario general no tiene límites. En su entorno se critica fuertemente a Felipe González, Susana Díaz y los críticos, en medio de una tensión cada vez más elevada. Un dirigente cercano a Sánchez compara la grave situación con la guerra entre Sansón y los filisteos. En aquella batalla sin cuartel el personaje bíblico arrancó las columnas del templo y se llevó por delante a sus enemigos. «Muera yo con los filisteos», dijo Sansón, arrastrando con él a todo un ejército. Es lo que parece estar dispuesto a hacer Pedro Sánchez.

Sansón es Pedro Sánchez quien, según su círculo de fieles, está «altivo y nada alicaído». Dispuesto a resistir como un gigante, y derribar las columnas del templo, que es el PSOE. Los filisteos enemigos son los críticos, a los que el secretario general, desautorizado ya por las más importantes Federaciones del partido, les ha planteado un desafío en toda regla. «No dimitiré jamás, si se atreven que me echen». Con estas rotundas palabras empezó la reunión de esa mermada Comisión Ejecutiva En las próximas horas asistimos a un auténtico «sálvese quien pueda», reconocen varios dirigentes de ambos bandos. Un duelo al sol, en palabras de muchos de ellos atónitos ante las amenazas del todavía secretario de organización César Luena. Según muchos dirigentes, Luena se ha empleado a fondo y lanza amenazas en las redes sociales a la militancia. Es el único con quien despacha a solas Pedro Sánchez y el que ha contactado con las Federaciones favorables. Entre ellas, en estos momentos, Cataluña, Baleares, Murcia y Castilla y León. Aunque, según fuentes del sector crítico, muy divididas. El primer secretario del PSC, Miguel Iceta, afronta sus propias primarias en noviembre. La balear Francina Armengol tiene un lío interno de campeonato, y el vallisoletano Luis Tudanca sólo cuenta con la mitad de su agrupación. «El cisma se extiende a toda España», admiten todas las fuentes socialistas consultadas, que definen a César Luena como el auténtico «brazo armado» de la confrontación. Así, numerosos militantes han recibido en sus terminales mensajes de adhesión a Sánchez, peticiones de movilización callejera, llamamientos a personarse ante la sede madrileña de Ferraz, e imágenes insultantes de González, Díaz y Zapatero. «Luena es un ogro manipulador», aseguran militantes del socialismo madrileño, donde aún resuenan las heridas de cómo se descabalgó a Tomás Gómez. El líder del PSM que sí ganó unas primarias, y a quien el tándem Sánchez-Luena expulsó sin piedad de su cargo. ¿Alguien se acuerda de cómo le quitaron hasta las llaves de su despacho?, advierten hoy partidarios del «tomasismo» en Madrid, barridos de un plumazo por Sánchez y Luena.

El todavía secretario general está «soberbio y más fuerte que nunca», reiteran sus «halcones». Añaden que el sudor hace mella en estos días amargos, y por eso Sánchez se cambió ayer hasta tres veces de traje. Modelos que fueron vistos en su coche oficial cuando, a última hora de la noche, abandonaba la sede de Ferraz. Atrincherado como un coyote, dicen que no ha probado bocado y sólo bebe coca-cola. No piensa dar su brazo a torcer, reta a quien se le ponga por delante y suda la gota gorda. Espera, como Sansón, que alguien le saque los ojos.