Julián Redondo
Una Liga efervescente
Publica «La Vanguardia» que el Barça pagará los 9,1 millones de euros que reclama Hacienda por el «chanchullo Neymar». Luego algo se hizo mal, con lo que la conspiración se desinfla y lo que parecía una operación de ingeniería financiera del siglo XXII no es más que una chapuza del XXI. Todavía en la superficie de los hechos, el olor a chamusquina trasciende y se queda en agua de cerrajas la pretendida confabulación que inició Florentino llamando a Aznar para que éste diera un toque a Gallardón que a su vez presionó al juez Ruz y todo con el apoyo imprescindible de lo que en Barcelona se conoce como la caverna mediática, gracias a una genialidad de Joan Laporta, quien, de atender por Juan y haber nacido pongamos que en Madrid, podría haber cambiado el sentido, el apellido y hasta la territorialidad de la ocurrencia para establecerla en la Ciudad Condal, aludiendo entonces a la caverna maniática.
Dando por hecho que el Barça pasará por ventanilla tributaria para evitar multas mayores, la solución de urgencia coincide con el liderato del Madrid y el batacazo de Martino en San Sebastián, que descorazona a los azulgrana más recalcitrantes hasta dar la Liga por perdida, cuando aún hay que disputar ¡13 partidos! Como si ellos no tuvieran ya nada que decir, o el Atlético, y sólo quedara por delante un monólogo madridista. «Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cinco años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cinco años!», concluiría Groucho Marx. Y no es para menos. El Madrid pisa fuerte incluso cuando no juega bien; pero ni esto ni los 3 puntos de ventaja cuando quedan 39 por adquirir son prueba suficiente para finiquitar la Liga.
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