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Unión frente al secesionismo

La Razón
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El acuerdo de las dos principales fuerzas separatistas de Cataluña para ir juntas a las elecciones del 27-S obliga a las fuerzas constitucionales a reaccionar. El pacto de Mas y Junqueras, exigido por distintos movimientos sociales, para presentar una lista única y forzar así el sentido de unos comicios autonómicos convirtiéndolos de hecho en un plebiscito rompe todas las reglas de juego y cubre de confusión la vida pública. Todo es confuso. Ni siquiera queda claro qué mayoría, si de escaños o de votos, sería necesaria para iniciar el proceso de secesión. Y, por supuesto, no parece de recibo convertir unas elecciones autonómicas en un plebiscito de secesión. No se entendería una débil respuesta por parte de los instrumentos jurídicos del Estado ni vale ya a estas alturas la táctica de mirar para otro lado y dar tiempo al tiempo por parte del Gobierno de la nación. El reto está ahí, ha sonado la alarma y nos esperan unos meses de agitación y una deriva peligrosa e irresponsable de la llamada «cuestión catalana», si esto no se frena ya en seco.

Ante semejante provocación, las principales fuerzas constitucionales –básicamente el PP, el PSOE y Ciudadanos– deberían dejar de lado sus diferencias y actuar unidas, con una estrategia común. Los socialistas tendrán que hacer honor a su historia centenaria y a sus siglas. Nadie entendería que Pedro Sánchez, después de presentarse envuelto en la bandera española, jugara ahora a equidistancias y a cálculos electoralistas. Albert Rivera es seguro que en este trance reafirmará su trayectoria. Ciudadanos es en esto un partido de garantía. Queda Podemos, una fuerza en expansión en Cataluña, cuyo papel en este peligroso juego puede ser determinante. Ha llegado el momento de definirse. O se está con el bloque de la secesión o con el otro. En cuanto al Partido Popular, todo el mundo conoce su posición inequívoca en defensa de la Constitución y de la unidad de España; lo que muchos han echado de menos hasta ahora es la débil respuesta del Gobierno de Rajoy ante una provocación tan seria. De cómo responda ahora al «plebiscito» catalán dependerá entre otras cosas, en opinión de destacados observadores cercanos a la derecha, su permanencia en el poder. Pero ni siquiera eso es ya lo importante.