Julián Redondo
Van a por todas
En menos tiempo del que tardará en cerrarse el techo retráctil del Bernabéu, el presidente del Real Madrid informó de que el club disfrutará en un plazo de tres años «del mejor estadio del mundo». Tratándose de Florentino Pérez, no podía ser de otra manera, lo mejor de lo mejor. La ultramodernización del coliseo blanco agota un supuesto que Florentino siempre negó, el traslado. Las mocitas madrileñas no tendrán que alterar sus costumbres y seguirán acudiendo al fútbol en la Castellana. Fin del debate.
Coincidió la presentación del fastuoso Bernabéu Equis con el anuncio casi oficial de la reincorporación de Diego Ribas al Atlético de Madrid. El brasileño, viejo y añorado conocido de la afición, es refuerzo de campanillas, el futbolista necesario para mantener al equipo en posiciones relevantes. Su presencia en el centro del campo supone un valor añadido, un plus futbolístico, un toque de calidad y distinción, un motivo más para que al sueño de Simeone se le caiga el envoltorio de la utopía.
Él lo negará, no cambiará el discurso de partido a partido por el de título a título, pero su objetivo inaplazable es la Liga de Campeones; por delante de la Copa y de la Liga, trofeos que no desprecia, al contrario; sabe donde está y cual es su lugar; también que la autoestima de sus jugadores y de su afición roza las nubes. Ha superado la primera etapa de la «Champions» con sobresaliente y el Milan, próxima parada, es más historia que presente, todo lo contrario que el Atlético. Los números le avalan. Pero antes, pulso copero con el Madrid. Paso a paso, y a La Peineta, en 2016, con la cabeza alta y sin complejos.
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