Alfonso Merlos

Voluntad de sumar

La Razón
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Si no hay suma no hay gobierno, y si no hay gobierno el país sigue en el atasco y la incertidumbre. Exactamente lo contrario de lo que están demandando unos ciudadanos que, en un ejercicio de estoicismo combinado con un punto de resignación y escepticismo, acudieron por segunda vez a las urnas, pero considerarían una tercera convocatoria simplemente un insulto olímpico. Es relevante que Rajoy haya movilizado a la vicepresidenta y a la secretaria general del partido en una campaña para denunciar la sinrazón del «no» de Sánchez. Pero lo es más que el candidato ganador, y sobre el que recae la obligación de formar ejecutivo, en el fondo y la forma esté exhibiendo talante, voluntad de negociar y ceder, vocación de enterrar una situación que puede desembocar en el colapso, para encabronamiento más que comprensible del respetable y retroceso de los intereses del país.

No es cierto, como se le ha escuchado a Rivera, que el PP no haya ofrecido nada a los socialistas ni que esté exigiendo una investidura gratis. Al contrario. Tanto a Sáenz de Santamaría como a Cospedal se las ha visto y escuchado con la mano tendida, con disposición para revisar y mejorar cuestiones medulares de programa como la reforma laboral, con gestos que nada tienen que ver con la idea de pasar el rodillo al adversario, porque –entre otros motivos– sólo a un suicida o un insensato se le ocurriría proponérselo con 137 diputados.

No hay peor ciego que el que no quiere ver. Los guiños a PSOE y Ciudadanos son perfectamente elocuentes y están enteramente justificados. Si caen en saco roto serán ciertos líderes, en su irresponsabilidad, los que deberán dar algo más que explicaciones.