José María Marco

Votar contra el PP

Ante los populismos como los que están apareciendo (Podemos) o los que aparecieron hace ya tiempo (ERC) en nuestro país, los grandes partidos políticos de nuestros vecinos de la Unión Europea tienden a coaligarse. Así ocurre en Alemania con la «Gran Coalición», en Francia ante el Frente Nacional –idéntico en el fondo a los populismos españoles– o en Italia con la fusión en el partido de Renzi, el joven primer ministro. Es lógico. Se trata de defender el sistema democrático, la estabilidad, la seguridad –es decir, la libertad– y los derechos humanos frente a la ofensiva demagógica y antiliberal. (Ha habido excepciones, como es natural. Ahí está el PS francés, que impulsó el crecimiento del Frente Nacional, aunque luego se arrepintió de aquella maniobra cuyo aparente maquiavelismo escondía un problema similar al de los socialistas españoles, en aquel caso la mala conciencia de Mitterrand al reconciliar la izquierda con la Quinta República.)

No ocurre lo mismo en nuestro país. No sólo es que el PSOE, que debía ser el equivalente el PS francés, al SPD alemán o al Partido Democrático de Renzi, se niegue a unirse al PP contra los populistas. Es que incluso se ha empeñado en crear, no una extrema derecha populista que compita con el PP, sino una extrema izquierda populista que compita con él mismo... Y lo ha conseguido. El resultado de esta brillante estrategia, digno fruto de la mente no menos preclara de Rodríguez Zapatero, de Rubalcaba y, por lo que vamos viendo, de Pedro Sánchez, es que el PSOE no puede gobernar solo porque él mismo ha acabado con la posibilidad de conseguir la mayoría absoluta.

La estrategia, por así llamarla, no llega hasta el punto de que el PSOE manifieste su disposición a gobernar con este tipo de partidos. Así que el PSOE gobernará con Bildu, con Podemos, con Amaiur o con ERC, pero no quiere anunciarlo... como tendría que hacerlo en unas elecciones municipales con segunda vuelta. Éstas no impedirían a nadie presentarse ni le quitarían votos a nadie, pero aclararían de antemano las coaliciones de gobierno. El «pero» es, como suele suceder, lo más importante. En realidad, la negativa del PSOE a una reforma de la ley electoral para las municipales aclara cuál es su principal objetivo. No se trata de presentar una alternativa viable a la política del PP. Se trata de impedir que gobierne el PP. Se trata de votar contra el Partido Popular. Ese es el único punto programático de la izquierda española, con el PSOE al frente.