Yo, Leonor

Perdonen este «Tiempo de Silencio» (que también leo a Luis Martín-Santos) pero es que no he tenido un momento libre, la verdad. Es que estoy viendo la versión del director de «El Ángel Borracho» y como dura un curso escolar pues la verdad es que no estoy para nadie. Yo es que voy loca con el cine japonés, no sé si lo han leído ya. A mí, «Rashomon» me cambió la vida. Yo a partir de ahí soy otra persona, pero vamos, que no quiero citar «El Perro Rabioso» porque se me llenan los cuencos de lágrimas como kiwis. A mí me invierten el sentido del curso de un arroyo, como hizo mi Tenno y me tiñen el agua con tinta negra y yo ya me doy chocazos contra las paredes. Ese solo de trompeta ahí güeno, esas flechas reales acojonando actores, esa taiga siberiana. En fin, que yo comprendo que a Vds, que en el fondo forman parte del populacho, estas cosas les resbalen pero no esperen una heredera al trono con Altibajos al lado sin ser un poquito intensita, eh, o haberse pedido Eva Sannum, que me tienen ya hasta el mismo moño trenzado. Que esa es otra, que ya he le dicho a Altibajos que me tira el pelo con las dichosas trencitas monas que se me van a oxidar los pendientes con la sonrisa forzada. Con tal de que no me haga la coleta esa de ristra de ajos que se ha puesto, yo ya meto la cabeza en un cubo si es necesario. El caso es que estaba revisando la escena en la que Dersu Uzala es trasladado por el Capitán Arseniev a su casa de Khabarovsk cuando mi hermana So ha irrumpido con fuerza en mi sala de lectura y cuando estaba a punto de iniciar un ensayo de Lewis Carroll sobre la cuadratura del círculo me ha parado los pulsos. «Nena, Melani me ha comido la boca a Raúl con tanta lengua que he vomitado la mierda esa de la quinoa que nos da Altibajos». Y yo, que soy furibunda depredadora de Stevenson en inglés, he pegao un portazo y me he ido a ver tronistas. Ta luego, intelectuales.