A pesar del...

Compensaciones Warren

Conviene recordar que la sensibilidad fiscal de los españoles ha aumentado, y es cada vez más difícil ocultarles que son ellos, y no los ricos, quienes sufren la presión fiscal

Los socialistas castigan al pueblo, y mienten alegando que solo maltratan a los ricos. Pero ahora un Gobierno del PSOE confesó paladinamente esa veterana persecución del pobre, cuando sostuvo que quienes cobren el salario mínimo iban a tener que pagar el IRPF, lo que fue defendido por líderes del partido como una cuestión de «dignidad» –cf. «Impuestos dignos», aquí: https://bit.ly/4hFFyzb.

Mas los baluartes del proletariado observaron que igual todo esto tenía un coste político –hasta Salvador Illa se ha dado cuenta, y, tras defender la subida de impuestos, ya ha anunciado que los va a bajar para los más pobres, justo al revés de lo que hace su partido–.

Se sumó Sumar, que libra su propia batalla para ocupar la caverna ultraizquierdista, y que se negó a aprobar la subida fiscal para el SMI, igual que Podemos. Lío al canto.

Conviene recordar que la sensibilidad fiscal de los españoles ha aumentado, y es cada vez más difícil ocultarles que son ellos, y no los ricos, quienes sufren la presión fiscal –estudiamos esa ocultación en: CRB, M. Blanco y L.D. Ávila, Hacienda somos todos, cariño, Deusto, https://bit.ly/3nGmWZS.

Entonces llegó Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, y leímos el miércoles en El País: «Montero y Díaz negocian una salida a la crisis por el IRPF del salario mínimo. Buscan fórmulas para “compensar” a los afectados».

Montero, que antes aseguraba que no pasaba nada, porque sólo un 20 % de los perceptores del SMI iban a tributar, aceptó «compensarles», por ejemplo, mediante una deducción, lo que aumentaría los impuestos sobre el resto de los trabajadores, pero eso a la izquierda no le importa.

Los deliciosos de El País, en páginas de información, informaron: «El ala socialista del Gobierno se mantiene en la misma posición». Curioso, porque se trata de un cambio reconocido por el mismo diario: «la seriedad de la crisis entre PSOE y Sumar exigía un remedio que contente a ambas partes». Montero perpetró sus habituales cabriolas para no decir nada. Díaz logró transmitir con la negociación algo de independencia de Warren y sus secuaces.

En la serie sobre Mussolini –M. el hijo del siglo–, que abiertamente simpatiza con la izquierda, se subraya que una de las características del fascismo es que hacía una cosa y la contraria. El socialismo, por supuesto, es completamente distinto.