Editorial

Crece la alternativa en un país sin rumbo

No albergamos dudas sobre la voluntad de Sánchez de contener el horizonte judicial desde el poder hasta 2027; tampoco que el país quiere poner punto final a este tiempo aciago

Se cumplen dos años del nuevo mandato de Pedro Sánchez al frente del Gobierno sin intención alguna de devolver la voz a los españoles. No se arriesgará a que la democracia, el poder del pueblo, lo desaloje un día antes del plazo oficial. El presidente es muy consciente de su severo desgaste pero las convenciones de un estado de derecho no rigen su gobernanza. Al contrario, las ha enmendado todas y ha cincelado sus particulares códigos que se ciñen a retener el poder a cualquier precio, contra todo y contra todos, incluidos los sujetos de la soberanía nacional. Ningún mandatario en la comunidad de las democracias occidentales se habría mantenido en la Presidencia en sus circunstancias, cercado por la corrupción de su círculo personal y político más íntimo, sin Presupuestos Generales del Estado por tercer año consecutivo y sin mayoría parlamentaria y, por tanto, sin capacidad real de sacar adelante su acción legislativa. Ha adulterado tanto los estándares de responsabilidad que no tiene empacho en mantener en público que una mayoría absoluta no es sinónimo de estabilidad y que en cambio él sí. Insistimos, estamos ante un político que no encaja en lo que hemos conocido en la historia de nuestra democracia. No ha reparado en acabar con los contrapesos, las instituciones e incluso la Constitución. Ni siquiera lo inquieta que su legitimidad de origen sea un fantasma y su ejercicio del poder, algo parecido a un fraude a costa del interés general y el bienestar de los españoles. La alternativa y la regeneración son hoy una emergencia en una nación amenazada por el poder. Se trata de una percepción compartida por una nutrida mayoría social, esa misma a la que el Gobierno ha aplicado de facto una ley mordaza para que no pueda ejercer su derecho y su deber en las urnas. Moncloa sabe que está en juego la supervivencia y responde en consecuencia. Esa robusta mayoría de españoles considera que el tiempo del sanchismo debe acabar y que el estado tiene que respirar desde la alternancia, viga maestra del sistema liberal y parlamentario. La encuesta de NC Report, que publicamos hoy, recoge esa censura abrumadora y concluyente en los 147/149 escaños del PP y los 54/56 de Vox. Hablamos de que el bloque de la derecha suma por encima de los 200 diputados de un hemiciclo de 350. En paralelo, la izquierda padece el desgaste de siete años calamitosos para las garantías del estado de derecho y de empobrecimiento para los españoles en una fotografía que avergonzaría a cualquier servidor público. El PSOE cae entre doce y catorce escaños para quedarse en 107/109, beneficiado en buena medida de la hecatombe de Sumar, que pierde entre 22 y 23 parlamentarios para una presencia casi testimonial. No albergamos dudas sobre la voluntad de Sánchez de contener el horizonte judicial desde el poder hasta 2027; tampoco que el país quiere poner punto final a este tiempo aciago.