El canto del cuco
Cuestión de seguridad
Tanto Bruselas como Washington han advertido del riesgo de espionaje por parte del gigante asiático, lo que pondría en peligro nuestra seguridad y la de los aliados occidentales
El contrato multimillonario de España con la empresa china Huawei, encargada del almacenamiento de las escuchas telefónicas y judiciales, ha rebajado en Europa y en Estados Unidos la confianza en nuestro país. Tanto Bruselas como Washington han advertido del riesgo de espionaje por parte del gigante asiático, lo que pondría en peligro nuestra seguridad y la de los aliados occidentales. El hecho de que el Gobierno niegue tajantemente que exista ese riesgo y afirme que se cumplen, en materia de seguridad, «los más altos estándares europeos» no tranquiliza a nadie. Tampoco la última decisión del presidente Sánchez, coincidiendo con este acercamiento a China, de cancelar la adquisición a Estados Unidos de los aviones F-35B de despegue vertical, que deja a la Armada española indefensa y confirma el aventurerismo de este Gobierno «progresista».
El ostentoso «antitrumpismo» de Pedro Sánchez, su negativa a contribuir en la OTAN como los demás países con el 5 por ciento del PIB al presupuesto de Defensa común, su reciente visita por libre a Pekín, donde se vio con el presidente Xi Jinping y con los directivos de esta importante multinacional, el temerario enfrentamiento con Israel y, en general, la deriva de su política exterior con el aplauso de la extrema izquierda, son hechos que contribuyen a alojar a España, cada vez más marginada, en el rincón oscuro de la diplomacia internacional. Aparte de Huawei, el hecho de que cámaras chinas de Hikvision y Dahua, vetadas en Estados Unidos, vigilen la base aérea de Morón, además de la Academia General del Aire de San Javier o los edificios de la Unidad Militar de Emergencia, no puede dejar indiferente a las autoridades norteamericanas, que por lo pronto han dejado de compartir información sensible con los servicios de seguridad españoles. Las advertencias van en serio. Hace más de dos años que también Bruselas está advirtiendo al Gobierno de Sánchez sobre la inconveniencia de contratar a Huawei.
Existen además dudas sobre los intereses personales del ex presidente Rodríguez Zapatero en estos tratos privilegiados con China. Parece clara su influencia, que muchos consideran perniciosa, en las decisiones de Pedro Sánchez, sobre todo en política exterior y en la relación con los nacionalistas. Sus mediaciones van desde Puigdemont a Nicolás Maduro y a Xi Jinping. También está en el punto de mira de la oposición el papel del influyente «lobby» del socialista José Blanco en lo que ya se conoce como «corrupción china». Y así entramos inevitablemente en el oscuro mundo de los negocios, que convendría esclarecer, teniendo en cuenta que está en juego la seguridad nacional.