Las correcciones

Una cumbre diluida por partida doble

Zelenski viaja a España cuando se acumulan las señales de un cansancio occidental con la guerra

Las cumbres son uno de los momentos estelares de las presidencias de turno de la UE en las que los países anfitriones, en este caso España, aspiran a imprimir su sello. Lamentablemente la convocatoria de elecciones anticipadas el pasado 23 de julioha diluido la presidencia española de la Unión Europea. La existencia de un gobierno en funciones resta liderazgo político para perseguir acuerdos en el semestre en el que se ostenta la presidencia. Granada, además de la cumbre de líderes europeos, acogía ayer la tercera reunión de la Comunidad Política Europea. Un formato creado por el presidente francés, Emmanuel Macron, para que los estados de la UE mejorasen sus relaciones con los países de su entorno. Además de los Veintisiete estaban invitados otros 20 jefes de Estado y de Gobierno. La ausencia de última hora del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, que debía reunirse con el primer ministro armenio, Nikol Pashinian, en el que prometía ser el primer contacto al máximo nivel entre los dos países después de la última intervención militar en Nagorno Karabaj, disminuyó significativamente el interés de la cumbre. Costaba ver noticias de Granada en los medios internacionales. Aliyev excusó su ausencia por el «ambiente anti-azerbaiyano». Tampoco viajó a Granada el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en lo que supone un auténtico revés para este foro diseñado para aliviar tensiones entre vecinos. Cabe preguntarse si el Gobierno en vez de estar enfangado en una negociación de investidura con unos socios independentistas que amenazan el Estado de derecho, hubiera estado más perspicaz para persuadir a Azerbaiyán y a Turquía para que acudiesen a Granada con el fin de asentar las bases para una solución política a largo plazo en el conflicto de Nagorno Karabaj. Sin Turquía ni Azerbaiyán –advierte el Instituto Jacques Delors– la Comunidad Política Europea se hace más monolítica y menos ambiciosa.

Las ausencias de Erdogan y Aliyev fueron compensadas con la participación del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en su primera visita a España. Su intervención, mantenida en secreto por razones lógicas de seguridad, fue un golpe de efecto para la organización. Ucrania sigue marcando la agenda europea. Desde la perspectiva de la UE, la cumbre de Granada debe visualizar el aislamiento del jefe del Kremlin. Sin embargo, desde Europa y Estados Unidos se acumulan las señales de que la ayuda económica y militar a Kyiv para repeler la agresión de Vladimir Putin se podría estar desmoronando. En Estados Unidos la destitución del presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, acerca la posibilidad de un cierre del Gobierno federal en noviembre que suspendería de forma definitiva (hasta nuevo acuerdo) la asistencia a Ucrania, a las puertas del invierno. En Europa, la victoria del primer ministro, el socialdemócrata prorruso Robert Fico amenaza también la unidad exhibida por los Veintisiete en la guerra de Ucrania. Todo está sujeto a las futuras coaliciones, pero Fico ha ganado las elecciones prometiendo poner fin al suministro de armas a Kyiv. El jefe del Kremlin lleva soñando desde febrero de 2022 con este momento de hartazgo occidental. Putin está sentado esperando las elecciones americanas de 2024 mientras saborea el triunfo de su peón eslovaco.