Apuntes

Descolonízate, hermano americano

«España y Colombia deberían firmar un acuerdo de mutua devolución: el tesoro Quimbaya por las murallas de Cartagena»

La descolonización bien entendida, como la caridad, comienza por uno mismo, así que ha llegado el momento de las grandes decisiones. Bajo el insigne liderazgo del ministro de Cultura español, Ernest Urtasun, nuestros antiguos hermanos americanos, hoy reducidos a la categoría de indios colonizados, sin responsabilidad personal o colectiva alguna sobre su propio devenir histórico, tienen la oportunidad de desprenderse de los símbolos de la opresión para recuperar la identidad primigenia perdida y abrirse a un mañana esplendoroso, en el que hacer las maletas y largarse a otras tierras deje de ser una opción a considerar. Es cierto que la reparación de algunos estragos físicos y medio ambientales se antoja utópica, porque a ver quién se pone a desarraigar cocoteros de las playas del Caribe para devolverles su aspecto precolombino, raspa los cafetos colombianos, quema los campos de caña cubanos, replanta los trigales argentinos con quinoa o acaba con la ganadería de vacuno de mexicana para que vuelvan a prosperar los cuis, cuya carne, aunque escasa, reputaban los aztecas como excelente. Vaya por delante que nosotros, los imperialistas, no tenemos que descolonizarnos y que el tomate, los pimientos y las judías se quedan tal y como están. Ahora bien, si la recuperación de los paisajes y de la alimentación parece una labor complicada, la arquitectura es de lo más sencillo y, además, se convierte en un imperativo si queremos que la descolonización sea un éxito. Hay que imaginarse los vericuetos identitarios de un alma crecida a la sombra de las murallas de Cartagena de Indias, despertada desde la infancia con el sonido de las campanas de la catedral de México o con el primer amor vivido bajo la discreta protección del castillo de San Jerónimo en Portobelo. Hay que comprender la dificultad de la tarea descolonizadora cuando desde el Bravo del Norte, y más arriba, hasta la Patagonia, millones de gentes tararean la Bikina de Luis Miguel como si fuera nana propia. Pero la descolonización se demuestra descolonizando y, puestos a empezar, el ministro Urtasun y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, a quienes unen convicciones ideológicas y el desconocimiento de la estructura política y administrativa de un virreinato, deberían firmar un acuerdo de mutua devolución. El tesoro Quimbaya por las murallas de Cartagena.