Sin Perdón
La división del feminismo
«No comparto la utilización partidista y la apropiación de lo que se ha conseguido como si fuera una cuestión de ideologías políticas»
La defensa de los derechos de las mujeres es algo que compete a todos. La politización que provoca la izquierda siempre me ha parecido un error. Es un movimiento que debería ser inclusivo, porque hay mucho camino que recorrer hasta que llegue un momento, que desgraciadamente no veré, en que sea ocioso tener un día dedicado a este tema. Mientras exista machismo y micromachismo será imprescindible que se sigan adoptando medidas para avanzar en la igualdad y la erradicación de esas prácticas inaceptables. Lo que no comparto es la utilización partidista y la apropiación de lo que se ha conseguido como si fuera una cuestión de ideologías políticas. Todos los gobiernos han adoptado medidas que han permitido alcanzar hitos importantes. España no es un país machista, aunque se sigan produciendo situaciones terribles. Es fundamental ver cómo estábamos y cómo estamos. Los esfuerzos se tienen que centrar en la educación, aunque sea una obviedad recordarlo, en las medidas de protección y, sobre todo, en las inversiones que permitan lograr esa igualdad. No bastan las palabras, sino que es fundamental que las mujeres se sientan seguras.
Es evidente que la perfección no existe en ningún país del mundo. No importa, porque nada puede impedir que se trabaje en esa dirección. Los políticos deberían «hablar» con las partidas presupuestarias y las reformas sensatas del marco legal, es decir, alejadas del populismo, y menos con fotos de cara a la galería para conseguir votos o parecer los más feministas del mundo. Las manifestaciones deberían estar llenas de hombres de todos los partidos, acogidos entre aplausos. No me gusta que las cabeceras sean solo de mujeres o que se pretenda ofrecer la imagen de que la izquierda es la única que lucha por la igualdad. Es mentira. He vivido en un entorno marcado por la igualdad. Nací en una familia donde mi madre, que tenía un comercio, ganaba más dinero que mi padre. Mi vida profesional se ha centrado en el periodismo y la Universidad, donde no he conocido otra realidad que la igualdad. Esto no significa que no sea consciente de las constantes injusticias que han sufrido las mujeres. Tengo tres hijas y quiero que vivan en un mundo donde no sea necesario celebrar el 8-M.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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