A pesar del...

Economía del genocidio

Los relatores tienen una larga tradición de simpatías izquierdistas

Tiempo antes de la acusación generalizada a Israel de estar cometiendo un genocidio en Gaza –como si fuera obvio (cf. este vídeo en LA RAZÓN: https://bit.ly/46rlsGB)– el diario El País publicó dos artículos el mismo día y con el mismo título: «economía del genocidio». La coincidencia derivaba de que los autores daban por bueno el informe de la relatora de la ONU, Francesca Albanese, sancionada por las autoridades de EE UU, que le han prohibido la entrada al país. Los relatores tienen una larga tradición de simpatías izquierdistas, como Jean Ziegler, popular en la prensa progre, admirador incondicional del Che Guevara.

Albanese es conocida por su apoyo a Hamás, su equiparación entre Israel y la Alemania nazi, y su calificación de Estados Unidos como «una nación fundada en el genocidio». Conviene recordar que sus declaraciones no solo fueron rechazadas por los republicanos de Trump sino también por los demócratas de Biden. Las autoridades de Alemania se declararon «consternadas» porque Albanese «justificó los brutales ataques de los terroristas y negó su carácter antisemita», informó el Wall Street Journal. También es reseñable que las acusaciones de Albanese replican las que lanzó durante años la propaganda comunista.

Lo que cautivó a los articulistas de El País fue lo de «economía», porque Albanese, escribió Andreu Missé, «subraya las responsabilidades de las empresas». Gusta a los progres culpar al mercado, los negocios y el capitalismo. Marta Peirano anunció: «Vuelve la economía del genocidio». Había una lista de empresas: Hyundai, Volvo, Caterpillar, Microsoft, IBM, Palantir, Amazon y Google. Los capitalistas son cómplices de la masacre de los gazatíes, dijo, porque «el genocidio en curso ha sido una empresa rentable». Por decirlo suavemente, una distorsión de la realidad, cuyos matices rara vez son subrayados por la corrección política polarizada. Me quedaré solo con un verbo de Peirano: «vuelve». En efecto, se trata de un viejo truco que machaca con que «empresarios alemanes apoyaron a Hitler».

Lo notable es que ni doña Marta ni el grueso del antiliberalismo se molestan en preguntarse si igual a los nazis –socialistas, no se olvide– los apoyó alguien más. Por ejemplo, numerosos ciudadanos, trabajadores, grandes intelectuales como Heidegger, artistas y cineastas como Leni Riefenstahl, y, sin ir más lejos, muchos periodistas.

Periodista es Xavier Vidal-Folch, que aseguró que Israel es genocida, aunque cuenta con la «coartada» de perseguir a los asesinos de Hamás. Coartada.