Estados Unidos
Claro respaldo a España
El breve, pero significativo, encuentro entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y su colega norteamericano, Barack Obama, confirma el cambio a positivo de la percepción internacional sobre la situación económica de España. Dado que muy pocas cuestiones se dejan al azar en el mundo de la diplomacia, hay que interpretar el aparte mantenido entre los dos presidentes como un claro respaldo a nuestro país que la Casa Blanca ha querido que se visualice en el marco de la cumbre del G-20. No hay que olvidar que el presidente de Estados Unidos fue uno de los líderes mundiales que mostró su «gran preocupación» por la situación económica española y, también, cierta reticencia sobre las posibilidades de que el Gobierno del Partido Popular pudiera afrontar el problema sin recurrir al rescate financiero. Ayer, en el salón de Constantino del Palacio Imperial de San Petersburgo, el tono fue muy diferente. Obama destacó la recuperación de la economía española durante el último año que, a su juicio, es consecuencia de que las reformas que ha ido poniendo en marcha el Gobierno español están empezando a dar sus frutos. Es la misma percepción que transmitió el anfitrión, el presidente Vladimir Putin, en el transcurso de la primera sesión de la cumbre, al elogiar «los esfuerzos y mejoras que está viviendo España». Hizo bien, sin embargo, Mariano Rajoy al plantear su intervención oficial desde la cautela de quien conoce exactamente lo que se mueve entre los bastidores de la economía mundial. Así, el presidente del Gobierno español hizo gala de la recuperación económica española, pero incidiendo en la necesidad de que los miembros del G-20 adopten medidas de estímulo y corrección de desequilibrios que consoliden esa recuperación, no sólo la de España, con las reformas del sistema financiero, la liberalización real del comercio internacional, lastrado por una nueva oleada de proteccionismo, y la homogeneización fiscal que, entre otras cuestiones, supone erradicar los paraísos fiscales. Son los retos planteados para esta cumbre de San Petersburgo e interesan mucho a un país competitivo y de economía abierta como el nuestro. Pero, dentro de todo, sería absurdo que no destacáramos la satisfacción que nos produce ese cambio de percepción sobre la realidad española en cuanto que la recuperación de la confianza internacional en nuestro país era uno de los factores decisivos para el éxito de la empresa. España, con una de las quince economías más potentes del mundo, ha dejado de ser un problema para convertirse en un ejemplo. Ayer, en Fráncfort, el presidente del BCE, Mario Draghi, certificaba la salud del sistema bancario español, cuyo futuro ve perfectamente encarrilado. Ésos son los hechos.
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