Fuerzas Armadas

Ejemplar continuidad monárquica

La Razón
La RazónLa Razón

La Pascua Militar que se celebró ayer en el Palacio Real tuvo un significado especial. Fue el reencuentro del Rey Felipe VI y su padre, Don Juan Carlos, ausente en esta celebración tras su abdicación en junio de 2014. Ambos con uniforme de capitán general, representaron la continuidad de la institución monárquica, que es lo que le da sentido, además de ejemplificar la evolución de las Fuerzas Armadas en estos últimos 40 años. Don Felipe recordó en su discurso su primera asistencia a la Pascua Militar en el año 1986, vistiendo el uniforme de cadete de la Academia General Militar, hasta llegar a las misiones que realizan actualmente los tres ejércitos dentro de una estructura altamente profesionalizada. Don Juan Carlos ha sido el gran testigo de este cambio, y así lo quiso recordar su hijo en el homenaje que le rindió por su 80 aniversario, un cambio que tiene que ver con su grado de preparación, pero también con su compromiso con la evolución política de España en estos último 40 años, precisamente coincidiendo con la aprobación de la Constitución en diciembre de 1978. El homenaje que recibió ayer Don Juan Carlos –extensible a Doña Sofía, que el próximo mes de noviembre también cumple 80 años– es de justicia. Es necesario remarcarlo en un momento en el que muy frívolamente quieren abrirse paso algunas interpretaciones sobre la Transición política española, a la que tratan poco menos que de un pacto secreto entre élites, cuando en realidad fue un gran pacto nacional por la democracia, la convivencia y la modernización de España. Fue el Rey Don Juan Carlos I quien lideró este diálogo y lo hizo desde el convencimiento de que debería construirse la Monarquía de todos, la que representara a todos los españoles por encima de las ideologías, la que uniera su destino a la propia Constitución y la unidad de la nación española. «Felicidades, Majestad, y gracias también por tantos años de servicio leal a España, por tu ejemplo vistiendo con honor el uniforme y siempre velando por la excelencia y el compromiso de nuestras Fuerzas Armadas», dijo Don Felipe en un discurso en el que por encima de todo quiso enfatizar el vínculo de la Corona con la Carta Magna, a la que definió como «el gran pacto de convivencia entre los españoles sobre el que se asientan nuestro derechos y libertades y nuestro progreso económico y social». Si hay alguna institución que haya compartido más fielmente ese compromiso ha sido el Ejército, que se ha adaptado al «Estado social y democrático de Derecho que proclama nuestra Constitución, así como a la evolución de la sociedad española, manteniendo los valores tradicionales y los principios morales que son inherentes a la vocación militar». El Rey se refirió a «un nuevo concepto de defensa nacional», a la incorporación a la estructura militar de organismos internacionales, a su profesionalización, a la incorporación de la mujer, a contar con una legislación moderna y material adecuado y a una vocación humanitaria y de servicio en el exterior. Sobre las nuevas formas de interferir en la soberanía nacional, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, incidió en la proliferación de desinformación y noticias falsas distribuidas de forma masiva que «buscan manipular la percepción del ciudadano para orientarla en favor de intereses de terceros divergentes de los nuestros». Hay que tomar conciencia de este riesgo, pero sobre todo es la ciudadanía la que debe actuar con responsabilidad y madurez ante las mentiras de los mesías políticos que quieren vender el cielo en la tierra. Hay que reivindicar la sensatez, el realismo y el compromiso de la Monarquía con los verdaderos problemas de la sociedad española.