Bildu

El apoyo de Bildu es contra España

El coordinador general de Bildu, Arnaldo Otegi, anunció ayer que la representante de su formación en el Diputación Permanente de las Cortes, Marian Beitialarrangoitia, votará a favor de la convalidación de los reales decretos del Gobierno. A nadie se escapa que se trata de un voto decisivo, el «número 33», por el que los representantes del PSOE venían pugnando en negociaciones que pretendían discretas, pero a las que, ayer, el antiguo jefe etarra dio carta de naturaleza. Es más, la diputada vasca se jactó de que las últimas 48 horas había recibido «un sinfín de llamadas del partido del Gobierno» preguntándoles qué iban a hacer. La decisión de los proetarras no sólo permite constatar que se mantiene el acuerdo político entre el PSOE y los nacionalistas que hicieron posible la moción de censura, sino que a la izquierda radical independentista vasca parece convenirle que el actual presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, pueda presentar en la campaña electoral las bazas de sus llamados «viernes sociales», en la suposición, cuando menos arriesgada, de que le permitirán ganar las elecciones el próximo 28 de abril. O dicho de otra forma, que resulta mucho más inquietante, que a los herederos directos del grupo terrorista que con más violencia, saña y falta de humanidad intentó destruir la unidad de España y su democracia, objetivos a los que no han renunciado en absoluto, les interesa que el próximo presidente del Gobierno vuelva a ser un Pedro Sánchez que dependa de sus votos. Otegi lo reconoce paladinamente, cuando afirma que desde la izquierda nacionalista se trata de frenar a la derecha y, al mismo tiempo, de mantener la firme defensa de la soberanía nacional del pueblo vasco». Por supuesto, la misma Bildu tiene que admitir que, desde el punto de vista de los postulados de izquierda radical que representa, los decretos sujetos a la convalidación parlamentaria se quedan cortos e, incluso, insinúa que podrían apoyar su tramitación como proyecto de Ley si algún grupo parlamentario lo pide, porque les gustaría introducir algunos cambios en clave de autogobierno. Nada que pueda sorprendernos. La mayoría de los decretos en cuestión, como los que se refieren al mercado del alquiler o al control de horarios laborales, se quedan a medio camino de la estatalización de la vida ciudadana, que es lo que impregna la ideología de Bildu, y no tienen otra virtud que la de tirar de la barra libre del gasto público a la mayor gloria de la propaganda electoral socialista. Pero los proetarras, como los separatistas catalanes, no tiene mucho margen de maniobra, al menos, en el corto plazo. Una victoria de las formaciones de centroderecha en los próximos comicios, con una mayoría parlamentaria estable, significaría el final de las especulaciones sobre los posibles indultos a los responsables del golpe de estado de Octubre en Cataluña que hoy se sientan en el banquillo del Tribunal Supremo, y, al mismo tiempo, permitiría reforzar al estado de libertades públicas surgido de la Transición, cuyo cuestionamiento es una de las estrategias revisionistas de la extrema izquierda populista y, muy especialmente, de los movimientos separatistas que pretenden forzar la asunción legal del supuesto derecho a decidir. Con todo, lo peor en este extraño maridaje político entre el PSOE y sus socios de la moción de censura es que priman intereses bastardos a los que representa la Nación española. Ya lo dijo Bildu con todo el cinismo del que es capaz, y es mucho, cuando afirmó que sólo estaban en las Instituciones españolas como medio para desgastar en lo posible nuestro ordenamiento constitucional. No son, pues, los alquileres o los permisos de paternidad lo que de verdad preocupan a los proetarras, sino cómo conseguir sus fines irrenunciables.