El PNV se alinea con Otegi frente a las víctimas

La política de la equidistancia no es nueva. En el nacionalismo vasco saben mucho sobre ella. Han sido y son auténticos maestros en muy distintas coyunturas de la historia más o menos recientes, también en los años de la lucha contra el terrorismo de ETA. Para el PNV, ha sido cuestión de comodidad, oportunismo y ventajismo. Le ha rendido buenos réditos políticos y de poder por más que sea moralmente repudiable e institucionalmente indecente. Con la polémica de la fantasmal candidatura de Arnaldo Otegi a lendakari, lo han vuelto a hacer. El PNV ha respaldado que la Justicia mire para otro lado para que un condenado por terrorismo e inhabilitado para ejercer cargo público, como el líder proetarra, pueda concurrir a las elecciones. Lo han dicho sin entusiasmo, de la manera más hipócrita porque, en realidad, están conformes con que le quiten de en medio a un adversario. Y no han perdido la ocasión de arremeter contra el Gobierno. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, aseguró que Otegi «no aparecerá en la papeleta» de EH Bildu y eso, según el criterio de Josu Erkoreka, es «despreciar» a los tribunales. El PNV espera ganar votos así, con el discurso de la equidistancia, pero sin Otegi en la carrera. Importa el fin, y poco los medios. Y mucho menos las víctimas, a las que el PNV, éste sí, ha despreciado una vez más.