Papel

El PP, entre la renovación y el reconocimiento a la buena labor

La Razón
La RazónLa Razón

En la elaboración de las listas de candidatos al Congreso de los Diputados que presenta el Partido Popular para las próximas elecciones del 20 de diciembre confluyen, como no podía ser de otra forma, la idea de continuidad de una labor de Gobierno bien hecha, la conveniencia de abordar la regeneración de algunas de las candidaturas más veteranas y el deseable equilibrio territorial. Quienes, a nuestro juicio, alentaban erróneamente un proceso general de renovación olvidan el hecho fundamental de que no se presenta una candidatura surgida entre las filas de la oposición, sino del partido que ha amparado parlamentariamente la labor de gobierno durante la pasada legislatura. De ahí que la incorporación en los primeros puestos de las circunscripciones electorales de los ministros y secretarios de Estado, que han llevado el peso de la lucha contra la crisis económica bajo el liderato de Mariano Rajoy, tenga que ser vista como un reconocimiento al trabajo bien hecho durante unos años de especial dificultad, en los que se ha abordado el mayor proceso de reformas estructurales que ha conocido nuestra democracia y se ha conseguido volver a la senda del crecimiento. Están, pues, la mayoría de los ministros del actual Gobierno, salvo en los casos de Luis de Guindos, titular de Economía, y Pedro Morenés, de Defensa, que en su calidad de independientes nunca han formado parte de las candidaturas. De esta forma, Mariano Rajoy da contenido a la idea de continuidad de equipos, siempre conveniente para quien aspira a una reelección, pero sin olvidar la imprescindible traslación a las listas electorales del proceso de renovación ya emprendido en el Partido Popular tras los resultados de las últimas elecciones autonómicas y locales. Así, cuentan en posiciones de cabeza Fernando Martínez Maíllo, vicesecretario de Organización del partido, y Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación, que formaron parte de las últimas incorporaciones a la cúpula de la formación. No es el caso de Andrea Levy, que mantendrá su escaño en el Parlamento autonómico de Cataluña, en unos momentos trascendentales para el futuro político del Principado. También el comité de listas ha tenido en cuenta, como decíamos, el equilibrio territorial en las distintas circunscripciones con la incorporación de candidatos procedentes de la política municipal y de las diputaciones provinciales, como Elena Bastidas, ex alcaldesa de Alzira, o Miguel Barrachina, vicepresidente económico de la Diputación de Castellón, por citar dos ejemplos.

Es evidente que las listas no gustarán a todos dentro del Partido Popular y que habrá que contar con las críticas internas y con las interpretaciones externas en clave de vencedores y perjudicados. Nada, en realidad, que no ocurra en los partidos políticos cuando se trata de abordar unas elecciones del tipo que sean. Pero, cuando menos, habrá de reconocerse a Mariano Rajoy el hecho de que no haya cedido a la tentación de buscar nombres de relumbrón, agradecidamente populistas pero poco prácticos a la larga, y que haya optado por lo que parece más razonable, que es basarse en los talentos de su propio partido, que es una formación política sólida y con el mayor número de afiliados de España. La campaña se presenta difícil y, sobre todo, decisiva para apuntalar el crecimiento en la intención de voto que registra el PP en las últimas encuestas. Todos tendrán que arrimar el hombro.