El desafío independentista

El separatismo pierde fuelle

La encuesta sobre intención de voto en Cataluña de «NC Report», que hoy publica LA RAZÓN, da cuenta, como en entregas anteriores, de la existencia de una mayoría antiindependentista clara, por encima del 52 por ciento de los votantes, pero de difícil articulación política a causa de la ambigua posición de los partidos de la izquierda radical que se integran en la coalición de Podemos, que, bajo el paraguas del «derecho a decidir», eluden el núcleo de la cuestión. Pero lo cierto es que la encuesta, cuyo trabajo de campo se llevó a cabo tras la controvertida celebración del Consejo de Ministros en Barcelona, reitera la pérdida de apoyos de los partidos separatistas, que perderían en conjunto 4 escaños sobre los que obtuvieron en las elecciones autonómicas de diciembre de 2017, quedándose a 2 escaños de la mayoría absoluta, hecho notable si tenemos en cuenta las anomalías de una ley electoral que prima las circunscripciones más nacionalistas, a despecho del número de habitantes. Tal es así que aunque Ciudadanos se mantendría como la fuerza más votada, con el 25 por ciento de los sufragios y 37 escaños, el partido que lidera Albert Rivera se vería superado por ERC con 38 escaños. Los republicanos son los principales beneficiarios del derrumbe del PDeCAT, que perdería 11 escaños con respecto a diciembre, y casi el 7 por ciento de los votos. Muchos de sus antiguos apoyos –el 18,6 por ciento– se pasarían a ERC, pero es muy significativo que haya un porcentaje similar –el 13,2 por ciento– que declaran que optarían por la abstención de celebrarse hoy las elecciones. El tercero en discordia del bloque separatista, las CUP, se mantienen prácticamente sin cambios e, incluso, podrían ganar un escaño. La conclusión más evidente es que si bien en el bloque independentista es fácil el trasvase de votantes, parece incapaz de ampliar su base. Una parte del problema estriba en el desistimiento de muchos simpatizantes de la antigua Convergencia, que no consideran viable el proceso independentista, pero no se deciden a cambiar de partido. Como ya hemos señalado, son los que más tendencia a la abstención o al voto en blanco presentan en el sondeo. Respecto al que podríamos considerar el bloque constitucionalista, Ciudadanos repetiría resultados, el PSC subiría ligeramente con dos escaños más y el PP se mantendrían, aunque ganando un escaño. Hay, sin embargo, un factor que, de momento, no tiene mucha influencia en los resultados de la encuesta, pero que a la líder del partido naranja, Inés Arrimadas, le convendría vigilar: si bien VOX, a día de hoy y pese a sus sorprendentes resultados en Andalucía, se quedaría fuera del arco parlamentario catalán, el sondeo le atribuye un 2 por ciento de los sufragios, que son unos 80.000 votos. Pero esos votantes proceden casi en su totalidad de Ciudadanos, que, también, cede sufragios al PSC y al PP. Si consideramos que los votantes del partido de Santiago Abascal proceden en buena parte del ámbito abstencionista y que en Cataluña, acuciados por la amenaza del separatismo, muchos de ellos optaron por Arrimadas, no es descartable en absoluto un corrimiento del voto en el espectro, digámoslo así, más «españolista». En cualquier caso, la encuesta de «NC Report» constata la pérdida de la mayoría absoluta de los partidos nacionalistas y augura una segura y dura pugna entre ERC y el PDeCAT por hacerse con la primacía política y con el futuro Gobierno de la Generalitat, sobre todo, a medida que la dicotomía separatismo/constitucionalismo vaya perdiendo sentido y se vuelva al eje derecha/izquierda.