RFEF

El villarismo no puede perpetuarse en la RFEF

La Razón
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Que hasta ayer Ángel María Villar no haya sido inhabilitado sólo demuestra la influencia que sigue teniendo en determinados organismos, como el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), que es quien, al fin, le ha abierto un expediente, trámite necesario para que el Consejo Superior del Deporte (CSD) le suspendiera cautelarmente. Está claro que el ya ex presidente de la RFEF no tenía el menor interés en poner el cargo a disposición y que sigue contando con fuertes apoyos en el fútbol español. El TAD no se dio por enterado cuando fue denunciado el papel de las territoriales para apuntalar el poder de Villar. En la ascendencia en su reelección el pasado 22 de mayo el papel de las territoriales, con un 60% de los votos, fue determinante, como lo fue que finalmente continuase en el cargo con el 85% de apoyos. Parece claro que hay una intención de su acólitos de perpetuarse en la RFEF, por lo que sería urgente cambiar sus estructuras. No parece lógico que la actual Asamblea, construida al gusto de Villar, sea la que elija al nuevo presidente o que hoy mismo apruebe el presupuesto –capítulo que tanto tiene que ver con la corrupción destapada–, por lo que es necesario su disolución. Para que el proceso electoral que se avecina sea fiable, debe ser nombrada una comisión gestora imparcial y supervisada por el CSD. A estas alturas nadie que actúe por el bien deportivo del fútbol puede creer que la renovación de la RFEF la pueden pilotar los afines a Villar.