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España gira a la derecha

La Razón
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En el sondeo sobre intención de voto de «NC Report», que hoy publica LA RAZÓN, irrumpe con cierta fuerza el partido VOX. Aunque el trabajo de campo de la encuesta, que es de ámbito nacional, se llevó a cabo al rebufo de las elecciones autonómicas andaluzas, donde la formación que lidera Santiago Abascal se reveló como la gran sorpresa del escrutinio y acaparó durante las siguientes semanas grandes espacios en los medios de comunicación, lo cierto es que los resultados del estudio vienen a confirmar una tendencia que, también, reflejan otros sondeos, tanto generales como a nivel local. El primer efecto de este auténtico fenómeno político no es tanto la mayor fragmentación en el espectro del centroderecha español, que es significativo, como el desplazamiento hacia posiciones más conservadoras del cuerpo electoral, hasta el punto de que la suma de porcentajes de PP, Ciudadanos y VOX superaría al resto de los partidos del arco parlamentario, muy señaladamente a los que conformaron la alianza para la moción de censura de Mariano Rajoy.

Por escaños, podrían sumar una mayoría absoluta o, según el reparto por provincias, quedarse al borde de la misma, con una más que problemática dependencia del PNV. En el lado de la izquierda y los nacionalistas, la subida que el sondeo atribuye al PSOE, de un 2,2 por ciento más de intención de voto y entre 13 y 16 escaños, no compensa la caída de Podemos, que perdería casi un millón de votos y entre 18 y 21 escaños; ni los tres diputados que habría que restar al PDeCAT. Hay una primera lectura de estos resultados que parece evidente: el principio de la unidad de España, puesta en cuestión por el desafío independentista en Cataluña, pero no solo, se ha convertido en un factor de movilización que ha hallado en VOX y, en menor medida, en Ciudadanos, una vía de expresión.

Cabe preguntarse por qué el Partido Popular no parecer ser capaz de canalizar esa reacción de hartazgo y preocupación ante los continuados ataques e insultos de los separatistas catalanes contra la democracia española y su sistema constitucional, pero, sin duda, un sector de sus votantes no llegó a entender las implicaciones del acuerdo al que llegó el anterior Gobierno de Mariano Rajoy con el PSOE y Ciudadanos para la aplicación del artículo 155 en Cataluña, que consideran demasiado tímida, y otro sector, simplemente, se había ya apartado de la formación que hoy preside Pablo Casado, descontento por la manera en que se abordó la solución a la crisis económica, con una política que, a su juicio, primaba el incremento de la fiscalidad sobre la reducción del gasto público. La radiografía de los potenciales votantes de VOX confirma estas apreciaciones: un 46,7 por ciento serían ex votantes del Partido Popular, un 26,4 por ciento proceden de la abstención; un 14,5 por ciento vienen de Ciudadanos y un 2,6 por ciento votó a Podemos en 2016. En el otro extremo ideológico, la formación que lidera Pablo Iglesias ve cómo un 12,7 por ciento de sus votantes vuelve al PSOE y un 8,3 por ciento se declara por la abstención.

Así, y sin descartar que el PP, que sigue siendo el partido más votado, pueda recuperar parte de los apoyos que le restan las encuestas, hay que contar con que VOX ha llegado para quedarse y que su irrupción, por cuanto incorpora al juego electoral a unos ciudadanos que se habían quedado al margen, va a producir un corrimiento del marco ideológico que, si Pablo Casado y Albert Rivera son capaces de gestionar bien, puede ser decisivo en la corrección del rumbo político que España necesita.