Crisis económica

Frente a los agoreros

España está saliendo de la crisis. Los datos así lo indican y las previsiones de los analistas, aunque siempre cautas, apuntan al crecimiento positivo del PIB español para el tercer trimestre. Son varios los factores que han contribuido al cambio de tendencia, pero el más importante, aunque el ruido ambiental excesivo no permita a los ciudadanos percibirlo con nitidez, ha sido la realidad de un Gobierno fuerte y estable respaldado por una mayoría absoluta parlamentaria, que ha podido tomar decisiones difíciles, impopulares, si se quiere, pero absolutamente imprescindibles. Cuando se estudie el periodo histórico que nos ha tocado vivir convendrá no perder de vista el hecho de que Mariano Rajoy se encontró con una situación límite, en la que sólo el pago de los intereses de la deuda llegó a suponer 40.000 millones de euros anuales, es decir, lo mismo que el gasto público en Educación o Sanidad, y los gastos sociales se habían disparado a consecuencia de la destrucción de empleo. Un lastre tan monumental exigía medidas excepcionales que, gracias al esfuerzo sostenido de buena parte de la sociedad, están empezando a dar fruto. Para ello, hubo que conjurar el riesgo del rescate, llevar a cabo el saneamiento de la banca, incrementar los ingresos fiscales en plena recesión, reducir el gasto público y, sobre todo, pagar y pagar las facturas acumuladas en los años de dispendio. Con casi todo en contra, dentro y fuera de casa. Y no hablamos de ayer, sino de hoy mismo. De la actuación desafortunada de una oposición política que ha buscado por todos los medios la desestabilización del Gobierno, exacerbando en unos casos las tensiones territoriales y, en otros, elevando a categoría de acontecimiento lo que no pasaba de anécdota. Casos como el del ex tesorero Bárcenas, sin mayor recorrido que el de otras tantas corruptelas del mismo tenor investigadas por la Justicia, se han usado sin el menor pudor para desgastar a la mayoría parlamentaria, tratando, incluso, de buscar resonancias en los mercados internacionales que, sin embargo, han reaccionado en el sentido opuesto a los augurios de los agoreros. Porque el otro factor fundamental en el cambio de la situación ha sido, precisamente, la vuelta del crédito internacional que había perdido España y la confianza en su futuro. Hoy nadie duda de la solvencia española y de su capacidad para remontar la crisis. La prima de riesgo vuelve a los niveles de julio de 2011 –con lo que el Estado se ahorrará 14.800 millones de euros en pago de intereses de la deuda– , se ha dado la vuelta a la balanza comercial y el sistema financiero está saneado. Falta aún mucho, no lo olvidamos, pero las bases de la recuperación están puestas y el camino marcado.