Crisis del PSOE

Ha vuelto el PSOE más radical

Si el objetivo del PSOE con esta Conferencia Política era rehabilitar la figura de Rubalcaba, sus expectativas no se han cumplido: su liderazgo ha quedado en suspenso hasta que los aspirantes a sucederle concurran en las primarias y den la batalla final. Es decir, tiene fecha de caducidad. Su discurso de ayer llamando a la militancia a salir a la calle tiene más de «canto del cisne» que de propuestas pragmáticas y realistas para ayudar a este país a remontar su crisis. Si el objetivo del PSOE era redefinir su proyecto y adecuarlo a las nuevas políticas emprendidas por la socialdemocracia en Europa, las expectativas tampoco se han cumplido. El socialismo español se ha reencontrado con su versión más radical y estéril. Rubalcaba habló en su discurso final de echarse a la calle y unirse a las movilizaciones, que no es precisamente lo que se espera de un partido con aspiraciones de gobernar. «Tenemos que defender el futuro con uñas y dientes», llegó a decir. Sus argumentos, sin embargo, estaban muy por debajo de sus apasionadas proclamas, porque hablar de que el PP es responsable de la «desgracia» y el «sufrimiento» que vive España, dicho por un importante ministro del último Gobierno socialista –el mismo que no quiso admitir que había claros síntomas de recesión, el que retardó la toma de decisiones cuando debían hacerse–, es de una falta de rigor que inhabilita todo cuanto pueda decir. Porque sostener, además, que el PP ganó las elecciones sin anunciar las medidas que iba a emprender es igualmente irrisorio, cuando el PSOE negó el hecho mismo de la crisis y algunos datos fundamentales para evaluar la verdadera situación del país. Su discurso pudo enaltecer a la militancia, pero dejó el listón muy por debajo respecto a lo que se espera del primer partido de la oposición. Esto sí, como futura «casa común de la izquierda», acogerá a extremistas de todo cuño y alguna personalidad de la izquierda redentora. Si éste es el PSOE de la renovación, el que marcará un «antes y un después» en la política española como vaticinó Rubalcaba, podemos decir que el socialismo sigue sin entender el motivo de su derrota en 2011 y el porqué de su desconexión con la sociedad española. De la Conferencia Política los mensajes más claros tienen que ver con un radicalismo visceral y fuera del tiempo, como la propuesta de denunciar el Concordato con la Santa Sede y establecer un nuevo marco de relaciones del Estado con la Iglesia católica o retirar símbolos religiosos de los edificios públicos... Como preocupante colofón de esta regresión ideológica estuvo el abucheo con que fue recibido una de las conclusiones de la conferencia, que el PSOE, pese a su tradición republicana, mantenía su apoyo a la Monarquía. Rubalcaba anunció pletórico: «El PSOE ha vuelto». Lo que no sabemos es si todavía existía cuando él era vicepresidente del Gobierno.