Berlín

Honores de Francia a Felipe VI

La Razón
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El 19 de junio de 2014, hace ahora un año, Don Felipe de Borbón era proclamado Rey de España ante las Cortes, convirtiéndose así en el primer monarca plenamente constitucional de nuestra historia. Ha dado sobradas muestras de tolerancia y respeto a la diversidad cultural española y de su compromiso con un país moderno, próspero, que es capaz de superar las situaciones adversas y donde se respeten las ideas de todos. Es un Jefe de Estado hecho y educado en un sistema democrático donde es posible discrepar con la palabra, huyendo del ruido y el grito, y que inscribe el futuro de España como nación en un proyecto común europeo. El discurso que Felipe VI pronunció ayer en la Asamblea Nacional francesa ha marcado un momento histórico en las relaciones entre los dos países y, de manera muy especial, por su defensa de la Unión Europea en un momento en el que la crisis económica ha puesto en entredicho su futuro y vuelven a oírse voces sobre la necesidad de levantar nuevas fronteras, reales o de intolerancia, que colmen las ambiciones nacionales. En este contexto, Don Felipe ha resaltado el papel de Francia como motor indispensable para el futuro europeo –«sin Francia no hay Europa», dijo– y su vínculo fraternal con España que expresó de una manera clara y emocionante: «Españoles y franceses, franceses y españoles, son compatriotas». En contadas ocasiones un Jefe de Estado o de Gobierno extranjero es invitado a hablar en la Cámara baja francesa. El 7 de octubre de 1993, Juan Carlos I subió a esta tribuna para hacer una defensa de la democracia y de la unidad europea con la nueva perspectiva que abría la caída del Muro de Berlín. Ahora, ha tomado la palabra su hijo Felipe VI, a las puertas de la conmemoración de los treinta años de la adhesión de España a las comunidades europeas. Este tiempo nos ofrece una perspectiva suficiente para entender que la construcción de la UE es larga y que es imposible hacer compatible las identidades nacionales más cerradas con un proyecto común «para el progreso y el bienestar de nuestras sociedades», en palabras de Don Felipe. Una Europa unida es la condición «para eludir el declive, la debilidad, la fragmentación e incluso la confrontación que en otros tiempos llevaron a nuestros pueblos a los momentos más oscuros de nuestra historia». España y Francia tienen intereses comunes, políticos, comerciales y estratégicos, y ambos comprenden la brutalidad y la irracionalidad de la violencia; hace años con ETA y ahora con el terrorismo yihadista. Felipe VI no sólo mostró su solidaridad con los recientes ataques sufridos en París, sino que reiteró la necesidad de una cooperación sólida contra uno de los mayores enemigos de las sociedades democráticas. Francia, como una gran nación amiga, rindió ayer un digno tributo a Felipe VI y a todos los españoles.