Pactos electorales
Iglesias reta a Sánchez a competir por el electorado de izquierdas
Tal y como estaba previsto, las bases de Podemos han hablado, y lo han hecho en la dirección esperada y sugerida por Pablo Iglesias. Es digna de estudio la sintonía entre dirigentes y simpatizantes en este partido, que, incluso, harían innecesarias estas consultas, ya que apenas hay margen para la disidencia, por lo menos en votos. ¿Por qué hacer entonces un referéndum interno? Sólo cabe la explicación de que sea una manera de que el equipo dirigente salga reforzado de cada decisión estratégica y, de paso, desautorice a los adversarios internos. Es inevitable no incluir en este contexto a Íñigo Errejón. En definitiva, el 88,2% de quienes participaron en la consulta interna –en la que votaron alrededor de 150.000 personas, casi el 40% del censo con derecho a voto– es contrario a que la formación apoye el pacto suscrito entre Pedro Sánchez y Albert Rivera. Por contra, el 91,7% respalda la propuesta de Gobierno de coalición con el PSOE, IU y Compromís. Para Podemos ha empezado oficialmente la campaña electoral; también para el PSOE, aunque con expectativas muy diferentes. Los primeros han demostrado ser coherentes con el principio de no gobernar con la derecha (Ciudadanos lo es para ellos) y denunciar a los socialistas si tuviesen la veleidad, ya fracasada, de sumarse a la «gran coalición» propuesta por el PP. Los segundos, por contra, tienen verdadero pánico a ver reducidas aún más las expectativas de voto (no olvidemos que los resultados del pasado 20-D fueron los peores de su historia), además de que el futuro de su líder y candidato a la presidencia a La Moncloa está en entredicho. En el PSOE son conscientes de que Pedro Sánchez ha consumido su tiempo y, lo que es peor, no tienen ninguna estrategia clara para los próximos comicios. Como arma para recuperar al votante de izquierdas sugestionado por el discurso radical y pegadizo de Podemos, sólo les queda apartarse cuanto antes de Ciudadanos, que es la posibilidad que estudian en Ferraz, lo que supondría un nuevo bandazo y profundizar en la imagen de partido desnortado, cuya acción ha estado marcada en todo momento como una réplica a Iglesias. Para que no haya dudas de la dependencia estratégica de Sánchez con el partido morado, y para socabar aún más la moral socialista, el líder de Podemos le ha pedido a Sánchez que, así como ellos han consultado a las bases, que lo haga él sobre su propuesta de pacto PSOE-Ciudadanos o PSOE- Podemos. Sin duda, se trata de un reto en toda regla para competir en el territorio de la izquierda, con la diferencia de que los socialistas son ahora un partido desgastado, sin ninguna perspectiva de futuro, la «vieja política» y con un líder sin proyecto y aislado dentro de su propio partido. La consulta de Podemos sólo ha tenido sentido como golpe mediático y método para tomar la temperatura a un electorado que nunca entendió el acuerdo entre Sánchez y Rivera. La clave ahora es cómo el PSOE va a afrontar unas elecciones sabiendo que, por primera vez en su historia, tiene un competidor serio que aspira a conquistar la misma franja electoral y la hegemonía dentro de la izquierda. El miedo al «sorpasso» de Podemos es real y, además, sabe que el espacio que conquiste el partido de Iglesias no será fácil arrebatárselo de nuevo. Los socialistas han vivido, desde que se abrió el proceso de investidura, de la ilusión mediática de ver a Sánchez como presidente del Gobierno «in pectore», cuando, en realidad, sólo ha podido sumar a su favor 41 votos, algo que el electorado tendrá muy en cuenta.
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