Reforma constitucional
Inmoral uso político de los niños
La televisión pública catalana, TV3, ha llevado hasta el límite el papel abiertamente propagandístico que ha asumido desde que Artur Mas decidió ponerse al frente del proceso separatista. Como ha informado LA RAZÓN, esta cadena emitió hace unos días en su programación infantil –en el telediario «L'Info K»– un reportaje en el que niños y niñas opinaban sobre la independencia de Cataluña y sobre por qué participaban en la «cadena humana» del pasado 11 de septiembre. Ni que decir tiene que eran todos fervorosamente partidarios, como también podía dejarse entender por las banderas «estelades» pintadas en sus caras y la tramoya habitual en estas protestas. Resulta extraño ver y oír a una niña de 12 años decir: «El año de 1714 dejamos de ser independientes». Con la misma edad, otra niña añade: «Soy independentista y quiero que Cataluña sea un país libre». Produce extrañeza, pero sobre todo indignación y mucha preocupación por ser una muestra del uso más infame que se puede hacer de los niños: su utilización política. No es una excepción: en la página web de este informativo infantil, las noticias de Cataluña, más que optimistas, son obviamente «infantiles» (cómo bañarse en una piscina llega de tiburones, las medusas en la playa...), mientras que las noticias de España son todas de corrupción, huelgas y crisis. Después de todo, ése es el país que «los expolia»... Parecía que el despliegue informativo del pasdo 11 de septiembre, con sus 12 hora de emisión continuada, había colmado al aparato propagandístico nacionalista. Pero, ni a pesar de las críticas recibidas se han comedido; muy al contrario, ahora han sobrepasado una línea roja y la alarma es evidente. Este suceso debería llevar, primero, al cese inmediato del director de TV3 y a las consiguientes responsabilidades políticas, si es que desde el Gobierno autonómico alguien se da por aludido. Será difícil, porque su clase política vive absolutamente entregada a una hoja de ruta en la que el resto de España debe aparecer como un país dedicado a «expoliar» a Cataluña, pero es necesario que la sociedad catalana más moderada y responsable abra un debate sobre el papel que está ocupando TV3 en la construcción del ideario nacionalista. No hay que olvidar que TV3 y Catalunya Ràdio tienen un presupuesto de 295,9 millones de euros. El Consejo Audiovisual de Cataluña tiene la oportunidad de demostrar si su rigor deontológico no sólo lo aplica con los medios no afines al nacionalismo y abre una investigación en profundidad sobre lo sucedido ahora y sobre la deriva manipuladora de esta cadena. TV3, que cuenta con excelentes profesionales, es una televisión pública y no debe ser un delirante apéndice propagandístico para «nacionalizar» Cataluña. Estamos ante un problema político, moral y deontológico.
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