España
La impagable labor de la Iglesia
Dado que en una buena parte de la izquierda española aún perviven enquistados reflejos anticlericales propios del siglo XIX, en los que se mezclan la ignorancia y la mala fe, los medios de comunicación suelen hacer hincapié en la parte económica del balance de cuentas que cada año, como marca la Ley, presenta la Conferencia Episcopal española, obviando que la labor de la Iglesia va mucho más allá de la asistencia material a los necesitados. Una labor imposible de cuantificar, por cuanto toca al consuelo de quienes sufren; al apoyo de quienes se han quedado solos por cualquier circunstancia de la vida; a las familias a las que la crisis ha dejado en la cuneta, no sólo material, sino moral. Porque la Iglesia no es ni un grupo de poder, ni una organización empresarial, política o sindical, sino una institución básica e imprescindible para la vertebración de la sociedad española. Una institución compuesta por hombres y mujeres dedicados al servicio de los demás. Aun así, el balance anual presentado ayer en Madrid, con los datos referidos a 2011, permite hacernos cuenta cabal de lo que significa la aportación de la Iglesia a la sociedad ya que actúa como red de seguridad en aquellas bolsas de marginación y pobreza sobrevenida a las que el Estado no acaba de llegar o lo hace con mucho retraso y escasez de medios. Baste como ejemplo que las 7.743 parroquias repartidas por toda España, con sus centros asistenciales, casas de acogida, comedores sociales y residencias de transeúntes han atendido durante 2011, en el momento álgido de la crisis, a 4,1 millones de personas con problemas económicos; cantidad que aumenta a 9 millones si se incluye la labor impagable de Cáritas y Manos Unidas. Un trabajo que abarca casi todos los campos, desde la atención psicosanitaria a ancianos y enfermos desahuciados, el apoyo a inmigrantes, bolsas de trabajo y socorro alimentario hasta ayudas directas para pago de alquileres y recibos de luz, gas y agua. Todo está perfectamente consignado en los balances y estados de cuentas porque la Iglesia hace mucho tiempo que mantiene una política de transparencia total, tan exigente como la nueva norma que prepara el Gobierno de Mariano Rajoy y que tanta resistencia encuentra en otras organizaciones. Demuestra, además, la Conferencia Episcopal española que es posible llevar a cabo una administración más eficaz y racional de los recursos públicos, siempre escasos, sin detrimento de la calidad. Así, en el área educativa, pese a los ataques espurios que recibe de supuestos defensores de la Educación pública, la red de centros concertados católicos ahorra a las arcas del Estado más de 4.000 millones de euros, ya que cada plaza escolar cuesta 2.000 euros anuales frente a los 4.000 de la enseñanza pública. Un ejemplo más a seguir.
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