La sombra de Qatar planea en la yihad

La drástica medida de varios países árabes de cortar relaciones diplomáticas con Qatar ha sido recibida con preocupación y cautela por la grave acusación en la que se sostiene: apoyar, financiar y «dar cobijo a grupos terroristas». Así lo cree Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Bahréin, Egipto y Yemen –además del gobierno instaurado en la parte oriental de Libia–. Las fronteras de estos países han sido cerradas para los cataríes, se han cancelado las conexiones aéreas y sus ciudadanos serán expulsado de los estados denunciantes. El Gobierno de Doha ha negado los hechos y ha calificado estas medidas de «injustificadas y sin fundamento». Esta crisis se ha producido dos semanas después del primer viaje oficial de Donald Trump a Arabia Saudí, donde pidió un mayor compromiso de los países del Golfo contra el extremismo islamista. El comunicado de estos estados es un salto cualitativo en la tradicional lucha de poder entre las llamadas «petromonarquías», y sobre las que Irán está dejando caer su sombra –y el apoyo a grupos terroristas en algunas provincias saudíes de mayoría chií–. El mismo comunicado llega a hablar de que Qatar está «socavando la seguridad y la estabilidad de la región». Por otra parte, tras los recientes atentados de Manchester y Londres ha recobrado fuerza la teoría nada disparatada de que algunos estados del Golfo estén apoyando a los yihadistas.