Francisco Franco

La táctica del PSOE no engaña a nadie

Tal vez la opinión de los españoles esté dividida sobre la exhumación del cadáver de Francisco Franco, pero de lo que no hay duda es de que la inmensa mayoría de los ciudadanos no se cree las razones confusamente expuestas por el Gobierno para justificar la urgente necesidad de tal medida. Al menos, así se desprende de los resultados de la encuesta de «NC Report», que hoy publica LA RAZÓN, cuyo trabajo de campo se llevó a cabo entre el 20 y el 24 de agosto, cuando ya era oficial la intención de llevar el asunto al Consejo de Ministros. El sondeo de opinión refleja, asimismo, que si bien la sociedad española contempla toda esta polémica sin apasionamiento, es perfectamente consciente de las connotaciones políticas de la acción gubernamental y del riesgo que supone para la convivencia. En otras palabras, saben que estamos ante una táctica electoralista sin más contenido, pero no desprecian su carga potencialmente negativa. Así, el 60,2 por ciento de los consultados cree que este tipo de medidas divide a la sociedad española, al 54,7 le parece que no es momento de abrir un debate sobre el traslado de los restos mortales de Franco, el 61,7 por ciento no considera que sea una prioridad política y para el 50,5 por ciento de los españoles lo que habría que hacer con el Valle de los Caídos es dejarlo como está. En consecuencia, la gran mayoría de los ciudadanos asume que la figura de Franco no es más que un instrumento político en manos del actual Gobierno socialista y, lo que es más significativo, una especie de arma ideológica de los independentistas para atacar al Estado. Sobre el uso propagandístico del franquismo por parte del PSOE está de acuerdo el 59,7 por ciento de los encuestados, mientras que el 58,6 por ciento señala a los separatistas por el mismo motivo. En definitiva, tacticismo que no engaña a nadie y que, pese a lo que supone el Gobierno, no parece que vaya a tener un mayor reflejo electoral. Tal es así, que, incluso, quienes se muestran de acuerdo con la exhumación de Franco, el 38,3 por ciento, suman menos que el conjunto de los votos de la izquierda y de los nacionalistas en el Congreso. En contra se declara un 37,3 por ciento y hay 23,4 por ciento de encuestados que no está ni a favor ni en contra. Eso sí, más de la mitad considera que cualquier actuación debería consensuarse con la familia del anterior jefe del Estado. Como asunto complementario, y para gobierno propio del Partido Popular, el sondeo de «NC Report» ha preguntado a los votantes declarados del PP sobre cuál debe ser la posición de su formación ante el traslado de los restos de Franco. El 77,4 por ciento cree que el PP debe votar en contra y sólo un 11,3 por ciento se decanta por abstenerse. Ante este estado de la opinión pública española, que, de hecho, no ha variado significativamente con respecto a las encuestas publicadas hace una década, cabría preguntarse por las razones últimas que han llevado al Gobierno de Pedro Sánchez a este empeño. Por supuesto, hay que descartar cualquiera de las expuestas. Ni hay mandato de la ONU, sólo la opinión de uno de sus miles de funcionarios, ni responde a una urgente necesidad, ni, en general, era percibida como tal por los ciudadanos. Se entiende fácilmente el interés de los independentistas, siempre prestos a buscar la identificación de la democracia española con el franquismo, como si la defensa de la soberanía nacional y de la unidad de la Nación fuera cosa de fascistas, pero no qué ventajas espera obtener Pedro Sánchez de todo este asunto. Ni los españoles identifican a los partidos del centroderecha con la dictadura ni los extremistas de Podemos y del Partido Comunista van a renunciar a superar electoralmente al PSOE. El franquismo ya sólo permanece en el imaginario colectivo de alguna izquierda.