Cataluña

La unidad del centro derecha

Si el Partido Popular ha conseguido aglutinar al centro derecha, con sus distintas sensibilidades políticas, ha sido, precisamente, porque se trata de la formación que mejor representa la vocación transversal de la Constitución de 1978. Tanto por sus orígenes como por el propio talante de los dirigentes que se han sucedido al frente del partido sería absurda la pretensión de una uniformidad ideológica, tan cara a los partidos de la izquierda, pero completamente alejada de la tradición del conservadurismo español, en el que siempre han latido convicciones liberales y reformistas, y donde la independencia de criterio es tenida como un valor. Esa pluralidad interna, que no afecta a la coherencia ideológica ni a la unidad de propósitos y objetivos, puede propiciar en ocasiones llamativos titulares, pero es una de sus grandes fortalezas. Ayer, un señalado miembro del PP, Aleix Vidal-Cuadras, anunció su baja en el partido y su próxima adscripción a una nueva formación política, aún no inscrita. Está en su derecho, naturalmente, pero no será porque en el PP no haya disfrutado de plena libertad para defender lo que considerara oportuno o porque se le haya afeado su permanente distanciamiento en cuestiones nucleares. Argumentar, para justificar su espantada, un supuesto abandono de la política antiterrorista por parte del Gobierno o falta de energía y convicción a la hora de afrontar el desafío independentista planteado por Artur Mas parece más bien una cortina de humo para ocultar un ansia de protagonismo insatisfecha, antes que la consecuencia de razones ideológicas de peso. Porque es evidente que el Gobierno no ha cambiado un ápice su política antiterrorista –por más que se haya visto obligado a acatar una sentencia del Tribunal de Estrasburgo; o haya tenido que aplicar la decisión de un juez en el caso del asesino Bolinaga– y que mantiene la defensa cerrada de los principios constitucionales en lo que se refiere a Cataluña. Es legítimo abogar por otras fórmulas de organización del Estado y de combatir el terrorismo, pero no todas son igualmente constitucionales ni congruentes con el ideario popular. Aunque es previsible que la inmensa mayoría de los votantes del centro derecha mantendrá su apoyo al PP, España corre el riesgo de caer bajo una coalición de la izquierda, dominada por los comunistas y los radicales que, además, necesitaría apoyos nacionalistas, con el consiguiente precio. En estas condiciones es cuando más se debería apelar a la unidad de todos los militantes y simpatizantes del PP, tal como ayer puso de manifiesto Jaime Mayor Oreja, que ha renunciado a encabezar la candidatura del PP a las europeas y al mismo tiempo mantiene íntegra su lealtad a un partido del que él mismo ha formado y forma parte viva.