Elecciones Generales 2016

Las engañosas cuentas del acuerdo con el PSOE

La Razón
La RazónLa Razón

Cualquier análisis de los resultados electorales del pasado 20 de diciembre que no se sustente exclusivamente en el voluntarismo debe llegar a una conclusión: un pacto de investidura que no cuente con la aquiescencia del partido que ha ganado las elecciones necesita apoyarse, por activa o por pasiva, en los escaños que las formaciones nacionalistas tienen el Congreso de los Diputados. No se entiende, por lo tanto, el empeño de los líderes del PSOE, Pedro Sánchez, y de Ciudadanos, Albert Rivera, en presentar como posible la candidatura del primero y, al mismo tiempo, rechazar los votos o la abstención de los partidos independentistas. Simplemente no salen las cuentas, a menos que se insista en el absurdo de exigir al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que facilite la elección de un candidato que ha dejado muy claro que lo que pretende es deshacer la política económica y las reformas administrativas e institucionales llevadas a cabo durante la legislatura. Pero lo que, en último caso, puede ser comprensible en el secretario general socialista –que, según lo explicado por el separatista catalán Gabriel Rufián, no tiene inconveniente en ofertar nuevos cambios estatutarios– no lo es en absoluto en el líder de Ciudadanos, cuyo electorado se declara mayoritariamente de centroderecha.