Represión en Venezuela
Maduro consuma su golpe a la democracia
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, consumó ayer su golpe de Estado contra la democracia. La fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente (ANC) tomó posesión para sacar adelante una nueva Carta Magna que consagre al caudillo bolivariano en el poder. De nada han servido los llamamientos casi unánimes de la comunidad internacional. Ni siquiera la firme condena del Vaticano, que hasta ahora había permanecido mucho más cauto debido a su labor de mediación, ha hecho mella en el régimen. La petición papal conmina directamente a Maduro a respetar los derechos humanos y a detener el uso «desproporcionado» de la fuerza contra la población. No obstante, nada indicaba que una semana que comenzó con la detención de los presos políticos en arresto domiciliario Leopoldo López y Antonio Ledezma (liberado ayer) fuera a cambiar el rumbo. Por el momento, conviven dos cámaras legislativas: la legítima, dominada por la oposición, y la oficialista, que ha prometido «luchar contra la opresión extranjera y de la burguesía nacional». Los contrarios a Maduro no van a dar su brazo a torcer y seguirán dando la batalla en la calle y en el Palacio Legislativo; más de un centenar de personas se han dejado ya la vida. Sin embargo, lo asimétrico del conflicto hace imposible que puedan mantener la tensión a medio plazo. Urge redoblar la presión diplomática y llevarla hasta sus últimas consecuencias.
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