España
Mas, camino hacia el abismo
Mientras la Generalitat de Cataluña advertía a sus funcionarios de que sólo podrán cobrar la mensualidad de diciembre si el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas transfiere los fondos correspondientes, su presidente en funciones y candidato a la investidura, Artur Mas, planteaba un programa de gobierno en línea separatista y fugado de la realidad. Un programa que nace lastrado por la inviabilidad legal y material de la mayor parte de las propuestas, y que lleva en su seno una carga de profundidad que, no hay que dudarlo, amenaza con desestabilizar profundamente a la comunidad catalana, llevándola a una profunda crisis política, económica y social. Porque, como hoy publica LA RAZÓN, el Gobierno que preside Mariano Rajoy, y sin que suponga amenaza alguna, sino simple constatación de hechos, no podrá mantener abiertas las líneas de apoyo financiero a una Generalitat cuya prioridad es financiar la destrucción de la convivencia en España. Es un viaje a ninguna parte el que emprende CiU, que, además, se hace en la peor compañía posible, la de la izquierda asamblearia de ERC, caracterizada por su crónica inestabilidad interna y con la que, aun antes de la investidura, ya han comenzado a evidenciarse los primeros desacuerdos. Sólo el hecho de que sus valedores en el Parlament le hayan obligado a formar «comisiones mixtas de seguimiento» del programa, debería hacer reflexionar a Artur Mas sobre la fragilidad de su próximo Gobierno. Esas comisiones tienen todo el aspecto de convertirse en consejerías en la sombra bajo el control de ERC. El reto que lanza Artur Mas no sólo es descabellado, sino que parte de una realidad deformada hasta el absurdo. Lo que Cataluña precisa es serenidad y el apoyo de todos para enfrentar una crisis que se está cebando en esa región con especial virulencia, como ponen de manifiesto todos los indicadores económicos. Pero atrapado por el fracaso de su reciente órdago electoral, Artur Mas parece dispuesto a sacrificarlo todo en la búsqueda de una salida personal, sin que valgan las leales advertencias que le llegan desde todos los sectores sociales y empresariales, estremecidos por la deriva que toma el proceso. Y es que sobre la comunidad española con mayor presión fiscal van a llover nuevos impuestos y tasas, y más barreras administrativas, que frenarán cualquier intento de recuperación.Caso aparte es el papel que está jugando Pere Navarro, quien ayer dijo estar dispuesto a «no poner palos en las ruedas» al proceso del referéndum ilegal. Otra muestra más de la situación de desvarío e indefinición que padece el PSOE, cuyo líder, Pérez Rubalcaba, es incapaz de poner orden y de mantener un mismo discurso en toda España, aunque sólo sea para pedir respeto a la legalidad.
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