László Andor

Más que contratos, crecimiento

Si los problemas del mercado laboral español, el elemento que explica su deficiente comportamiento respecto a los países de nuestro entorno, se resumieran en la existencia o no del contrato único, todo sería mucho más fácil y muy probablemente no habríamos alcanzado el nivel de destrucción de puestos de trabajo que hemos soportado. El comisario europeo de Empleo, Lászlo Andor, reabrió un debate que no es nuevo, pero que no deja de ser una aproximación simplista y apresurada sobre un fenómeno extraordinariamente complejo. No estamos ante una recomendación oficial de la Comisión Europea, ni siquiera ante un planteamiento definitivo del propio comisario, sino ante una aportación muy matizada unas horas después que, en cualquier caso, sí puso el acento en la necesidad de «cambios legislativos» para acabar con la fragmentación del mercado laboral español. Europa quiere resultados, pero no más que España, y conviene no errar ni distorsionar el debate en torno a fórmulas mágicas o rendimientos automáticos de iniciativas milagrosas. No las hay. De hecho, el contrato único del comisario húngaro no existe en ningún país y en España su propuesta ha sido capaz de poner de acuerdo en su rechazo a Gobierno, oposición, empresarios y sindicatos. Por algo será. Como la propia Comisión no ignora, una reforma laboral no crea puestos de trabajo por sí misma, como tampoco puede articularse desde la improvisación. El Gobierno ha puesto en marcha una modificación del mercado de trabajo de gran calado que ha logrado frenar el desempleo, mejorar la competitividad y la flexibilidad y reducir la dualidad de los contratos y la temporalidad. Hay pocos expertos que discrepen de que, pese al doloroso aumento del paro, con la legislación laboral socialista el deterioro habría sido mucho mayor. Conviene, por tanto, no confundirse. España necesita crecer para generar puestos de trabajo y aprovechar un marco y un ordenamiento laborales ahora mejorados. Con toda probabilidad, la economía estará en condiciones de invertir la tendencia depresiva del desempleo con tasas de crecimiento mucho menores que en otros tiempos, y ése será un avance fundamental gracias a la reforma del PP. Por tanto, hay que dar tiempo a la nueva legislación para que rinda sus mejores prestaciones en un contexto favorable y sea sometida a evaluación y a los ajustes convenientes. El contrato único es un asunto menor dentro de un desafío mayúsculo. Puede que fuera una posibilidad concreta, específica para un segmento en situación de emergencia como los jóvenes, que con el 57% de paro demanda terapias extraordinarias y de choque. En cualquier caso, cabe esperar de Europa algo más que ocurrencias o experimentos que enredan más que iluminan. Se trata de recuperar el crédito, ganar confianza y crecer.