Podemos

Podemos castiga a las clases medias

La Razón
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«Nuestras propuestas son posibles». Esa frase ha sido la carta de presentación –que rezuma dudas en sí misma–, de Unidos-Podemos para su paquete de reformas impositivas. El partido de Pablo Iglesias y sus confluencias proponen disparar el gasto público del Estado y de todas las administraciones públicas en 24.555 millones en 2018. El paquete de medidas lo ha adornado con todo tipo de lazos: «Presupuestos sociales», «impuestos solidarios» o «fiscalidad verde». En realidad plantea aumentar la recaudación vía subida de impuestos en 11.500 millones y conseguir otros 3.300 millones gracias a un supuesto «efecto expansivo del aumento del gasto público». Una ingeniería financiera, llena de alaracas y efectos que recuerda, más que a otra cosa, a las «revoluciones» de impuestos que padece Venezuela. Un país de referencia para Podemos pero que, vista su inflación galopante y su escalada asfixiante de impuestos, no debería ser en absoluto un referente para España. El resto del dinero extra vendría –o, mejor dicho, fabulan que saldría– de una relajación en la reducción del déficit: pasando del 2,2% previsto por el Gobierno a un 3%, la misma cifra de 2017. Como si a Bruselas, que tiene que dar el plácet a todo ello, se le pudiera camelar con unas gotas de ideología en el café. Más que en defender con números sus cuentas, Podemos se ha justificado con que «no son florituras». Por suerte no saldrá adelante.