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Rajoy mantiene su estrategia

Mariano Rajoy demostró ayer que es plenamente consciente de que los resultados cosechados por el Partido Popular en las elecciones municipales y autonómicas pueden comprometer su reelección al frente de la jefatura del Gobierno el próximo mes de noviembre. También señaló las causas de la notable pérdida de apoyos experimentada por el Partido Popular –más de dos millones y medio de votos, que le llevan a ceder la posición política hegemónica de que disfrutaba en la mayor parte de las comunidades autónomas y los ayuntamientos españoles–, causas que resumió en el desgaste inherente a la gestión de la crisis, los errores de comunicación, que han alejado al partido de sus votantes, y los casos de corrupción que han salido a la luz pública. Es decir, que frente al recurso fácil de proclamarse a todo trance como el partido más votado, Mariano Rajoy eligió afrontar los hechos y comparecer personalmente ante la opinión pública en un gesto que, sin duda, tendría que haber realizado con mayor frecuencia. Pero una vez hecho el diagnóstico del problema, con el que se puede estar de acuerdo en líneas generales, el presidente del Gobierno se reafirmó en que las soluciones ya están planteadas en lo fundamental y que acabarán por dar sus frutos. Ni cambios en el Ejecutivo ni en la dirección del partido; todo lo más, un mayor impulso a la comunicación con los ciudadanos para que lleguen con nitidez las razones que obligaron a tomar unas medidas impopulares pero imprescindibles, y transmitir confianza en que lo más difícil del trabajo ya está hecho y acabarán por verse los resultados. Que el desgaste sufrido entra en la lógica de un partido y unos dirigentes obligados a gobernar con graves limitaciones presupuestarias y sin recursos financieros, y que la situación es reversible, aunque exigirá una política de mayor cercanía con los votantes, a quienes se debe comunicar la idea de que la estabilidad es un valor capital y una condición imprescindible para la recuperación. Estabilidad que estas elecciones han puesto en riesgo y que sólo podrá conjurarse con acuerdos de gobierno que garanticen el crecimiento, la transparencia y el control de las cuentas públicas. En definitiva, la convicción de que la recuperación económica, en la medida en que se transforme en un mayor ritmo de creación de empleo y en la mejora del nivel de vida de los ciudadanos, sigue siendo la mejor baza del PP de cara a las elecciones generales. Mariano Rajoy afronta, pues, el reto sin modificar sustancialmente su estrategia, con los mismos equipos en el Gobierno y en la Ejecutiva del PP, y confiado en la solidez e implantación de su partido que, pese a todo, se mantiene como el más votado y vuelve a abrir diferencias con el PSOE. Es su decisión.