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Sánchez quiere pero no puede «impugnar» el PSOE

La Razón
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Seis meses después del traumático cónclave socialista que acabó con el liderazgo de Pedro Sánchez, otra reunión del Comité Federal aprobó ayer por práctica unanimidad el calendario de primarias y la ponencia para el 39 Congreso del PSOE que debe elegir la dirección que intente recomponer un partido medular de la democracia, pero hoy roto. Tras este tiempo, y a pesar del esfuerzo, la seriedad y la sensatez de Javier Fernández al frente de la Gestora, las heridas siguen abiertas y la hemorragia de credibilidad no amaina. Incluso ayer, en el que las propuestas salieron adelante casi por asentimiento, quedó patente esa hostilidad interna. Los sanchistas se encargaron de embarrar la discusión al sembrar dudas sobre el censo del partido y negarse a votar el calendario oficial. Su actitud es la de alimentar el incendio, aunque toque gestionar rescoldos. «Impugnar» hasta boicotear los procesos del partido es una pobrísima estrategia que sólo prueba que el interés de Sánchez es Sánchez. Lo que le queda por delante al PSOE no parece una senda hacia la reconciliación por mucho que lo demande el futuro del partido y el presente del país. Esperamos que una mayoría de socialistas interioricen lo mucho que se juegan en este proceso y actúen en consecuencia con una campaña en positivo, de sumar y no de restar, de moderación y centralidad y no de radicalidad. Un PSOE fuerte necesita ser autónomo y convergente con sus iguales europeos y no un sucedáneo del populismo ramplón que le quiere parasitar.