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Sólo hay una nación: España

La Razón
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En una época de mayor fragmentación política, como refleja la composición actual del Parlamento, existe, sin embargo, una cuestión que concilia mayoritariamente la opinión de los españoles: que España es una nación, en los mismos términos que se establecen en nuestro texto constitucional. Así se desprende de la encuesta realizada para LA RAZÓN por «NC Report», que hoy publicamos, que sondea la opinión de los ciudadanos sobre el modelo territorial español y sobre las posibles modificaciones del vigente Estado autonómico. Tal vez, el aspecto más notable del sondeo es el raro consenso en las respuestas de los encuestados, con independencia de su ideología y del partido político de su preferencia. Un acuerdo que se vuelve prácticamente unánime cuando se pide la opinión sobre el desafío separatista de la Generalitat de Cataluña y su reclamo del derecho de autodeterminación. Dado que el sesgo de la encuesta coincide con otros sondeos recientes, como los del CIS, parece discutible, cuando menos, la insistencia del actual secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en unas propuestas de reforma de la Constitución en sentido federal que no encuentran eco mayoritario, incluso, entre los votantes socialistas. Allí donde los nuevos dirigentes del PSOE creen hallar una estrategia que contente a los nacionalismos y le permita al mismo tiempo distanciarse de la posiciones del Partido Popular
–considerado como la formación que mejor defiende la soberanía nacional–, es donde las bases tradicionales socialistas muestran más diferencias con la dirección de su partido. Así, el 77,1 por ciento de los encuestados rechazan que España deba ser una «nación de naciones», opinión que secundan el 76,3 por ciento de los votantes socialistas y el 60 por ciento de quienes se inclinaron por Podemos. Sobre la propuesta de Pedro Sánchez de un modelo «plurinacional» para nuestro país, al 73, 3 por ciento de los consultados les parece «mal o muy mal», mientras que la idea de hacer de España un Estado federal suscita el rechazo del 66 por ciento de los ciudadanos. Pero, como ya hemos señalado, es sobre la cuestión catalana donde las discrepancias apenas existen: el 80 por ciento no reconocería a Cataluña como nación y el 67,1 por ciento se opone a la celebración de un referéndum sobre la independencia del Principado. Por debajo del ruido mediático, excesivo, y de la propaganda nacionalista que distorsiona la realidad, la inmensa mayoría de los españoles se encuentra a gusto con el actual modelo autonómico y no está dispuesto a que unas comunidades tengan más reconocimiento que otras. Es más, ante la pregunta de qué cambio territorial introduciría en una hipotética reforma de la Constitución, se registra casi un empate entre quienes consideran que se debe mantener el actual nivel autonómico – el 39 por ciento– y los que creen –el 32,8 por ciento–que hay que restar autonomía. Sólo un 21 por ciento se decantan por la respuesta «mayor autonomía». Finalmente, el 75,8 por ciento de los encuestados se siente más o igual de español que de su comunidad autónoma, sin diferencias apreciables por tramos de edad. Se trata de una radiografía de la sociedad española, hecha, además, en un momento de gran agitación política a cuenta de la noción de qué es España, que debería hacer reflexionar a la nueva dirección socialista. No sólo por el valor en sí que pueda tener una determinada encuesta de opinión, sino porque sus resultados coinciden en términos generales con la grave pérdida de votos que ha sufrido el PSOE en las comunidades autónomas con mayor incidencia del nacionalismo. Entre sus votantes, la «E» de español pesa mucho.