Trump debe empezar a ejercer de presidente

Los primeros 30 días de Donald Trump en la Casa Blanca han forzado la ruptura de ciertos consensos entre la clase política y la sociedad estadounidense que conviene no pasar por alto. Ha sido un mes frenético en el que el mandatario ha dado muestras de que cumplirá su programa al pie de la letra, un extremo que no es censurable en modo alguno a un dirigente político. Sin embargo, la rapidez de ciertas decisiones y la forma de aplicarlas, sin pedagogía y con un tono combativo, hace pensar que se sigue comportando como un aspirante que ha de convencer a su nicho de votantes. Es hora de que el líder republicano se comporte como el presidente de la primera democracia con la responsabilidad y la templanza que ello implica. En este primer mes, Trump ha firmado una docena de acciones ejecutivas que se han sucedido a una velocidad vertiginosa y que lo han enfrentado con ciertos sectores de la justicia. Convendría que echara el freno y alargara la reflexión antes de tomar decisiones que no solo afectan a EE UU, sino al mundo entero. Mientras, la comunidad internacional debe extender el periodo de gracia al menos hasta que cumpla 100 días y se pueda valorar cómo articula su posicionamiento en la escena internacional. Europa debe trabajar para establecer la mejor relación posible con Trump, ya que el país que dirige ha sido siempre un aliado intachable al margen del color de la Casa Blanca.