Una paz que dignifique a las víctimas de las FARC

Las FARC y el Gobierno colombiano han alumbrado un nuevo acuerdo con muchas de las reivindicaciones de los partidarios del «no». Si bien es cierto que la derrota en el referéndum no les ha dejado otra salida, también hay que reconocer que el texto, negociado contra reloj, ha mejorado sustancialmente. Se trata de una paz más justa y que dignifica el papel de las víctimas, un asunto crucial en cualquier sociedad democrática. La narcoguerrilla está obligada a hacer un inventario de sus bienes para restituir a los afectados por más de medio siglo de terrorismo. Asimismo, tendrán que aclarar sus vínculos con el tráfico de drogas, que ha sido su verdadera fuente de ingresos. La justicia llamada «transicional» queda matizada, aunque en lo esencial no cambia gran cosa y los guerrilleros seguirán evitando la cárcel, siempre que reconozcan sus crímenes, y podrán entrar en política. Aún se ignora cómo pretende refrendar el documento el presidente, Juan Manuel Santos, ya que no parece probable que repita el referéndum que tan mal resultado le ha dado. La ratificación por el Congreso (donde tiene mayoría) se antoja la más plausible. Las elecciones presidenciales de 2018 serán la verdadera prueba de fuego, pero los colombianos tienen hoy suficientes motivos para sentirse satisfechos y un poco más seguros.