Consejo de Ministros

Unidad frente a Mas

Sin duda, la principal virtud del encuentro mantenido entre el nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, ha sido la reafirmación de los dos grandes partidos del arco parlamentario en los principios que fundamentan nuestra democracia: soberanía nacional, unidad de la patria e igualdad de todos los españoles ante la Ley. Asentado este punto, poco puede reprochársele a Pedro Sánchez en la gestión del desafío separatista de Artur Mas salvo, tal vez, el recurso reiterado a la muleta de la equidistancia, como si no acabara de confiar en sus propias posibilidades. Actitudes comprensibles, aunque no justificables, en otras formaciones políticas sin aspiración real a ocupar el Palacio de la Moncloa se tornan gratuitas cuando las protagoniza el líder de un partido al que se supone alternativa de gobierno. Sabe además Pedro Sánchez, que la ficción del «choque de trenes» no es más que una de las argucias de los nacionalistas para ocultar los hechos. Es Artur Mas –como ha podido comprobar personalmente el dirigente socialista– quien mantiene públicamente una postura inmovilista, reacia a cualquier diálogo o persuasión razonada respecto a la consulta soberanista. Y sabe, también, que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lejos de cavar trincheras, se ha limitado a defender el orden constitucional, como es su deber, y como, por otra parte, ha hecho el propio Pedro Sánchez cada vez que se ha referido a la imposibilidad de aceptar la exigencia de la consulta por ser contraria a la Ley. Así, si el líder socialista tiene muy claro, tal y como él mismo ha dicho tras la reunión con el presidente Mas, que el derecho a decidir, en los países democráticos, es la Ley, y que sólo existe democracia dentro de la Ley, debería ahorrarnos la pillería política de hacer pasar por intolerancia en Mariano Rajoy lo que es pura y simple defensa de los principios democráticos. Pero, en cualquier caso, sí hemos de felicitarnos por la sintonía del PP y el PSOE en las fundamentales de la ley y en la voluntad demostrada por Mariano Rajoy y Pedro Sánchez de ofrecer una salida a Artur Mas para reconducir una situación que, con cada día que pasa, provoca mayor inquietud y disensiones en la sociedad catalana, principal víctima de la sinrazón nacionalista. Una vez más, ayer, los portavoces de la Generalitat rechazaron las ofertas de diálogo y se reafirmaron en su desafío al Estado de Derecho. Confía, sin embargo, Pedro Sánchez en que el presidente Mas cumplirá su palabra y no llevará a cabo ninguna acción ilegal. Es también el convencimiento del Gobierno. De ahí que se haga muy difícil comprender la intención última del dirigente nacionalista catalán, que no sólo abre trincheras, sino que aboca a una parte de sus ciudadanos a una irremediable frustración política.