Vicios de la vieja política en Podemos

Podemos llegó a la primera línea de la vida pública con la promesa de representar una nueva forma de entender la política frente a lo que denominaban la casta. Pues bien, ha habido suficientes ejemplos del envejecimiento acelerado de esas nuevas caras llegadas para oxigenar el clima partidista nacional, pero tal vez pocos como el de ayer con la puesta de largo de un grupo de dirigentes críticos con la dirección del partido morado en la Comunidad de Madrid. Estos llamados «errejonistas», que dieron la espantada de la cúpula regional en marzo por disentir del líder madrileño, Luis Alegre, estrecho colaborador de Pablo Iglesias, se han agrupado para optar a liderar la organización tras el próximo proceso de renovación de cargos. Como cabezas visibles aparecen Rita Maestre y Tania Sánchez, entre otros. El caso de la diputada Sánchez, además del de algunos de sus acompañantes, representa como pocos el de esa ambición desbocada por el poder que la ha llevado a cambiar de caballo, en este caso perdedor, a medida que sus expectativas caudillistas se veían frustradas. Todos ellos reúnen vicios de esa vieja política que tanto denostaban. Se trata de mandar y sólo mandar como sea; servirse y no servir. Es otra razón, de muchas, para no confiar en representantes así. Porque, si son capaces de dinamitar la convivencia en una organización sólo por dirigirla, qué no harían con el país.