
Canela fina
EEUU no perdona a la España sanchista
«EEUU ha empezado a arañar los puertos españoles en favor de los marroquís y podría trasladar allí sus bases en nuestra nación»
La permanencia de Pedro Sánchez en el poder depende de una veintena de partidos, los quince que conforman Sumar, los separatistas de izquierdas y de derechas ERC, Junts y PNV, los proetarras de Bildu y Podemos. Algunas de las agrupaciones de extrema izquierda condicionan la política internacional de Pedro Sánchez, desde el desafío al gasto militar que exige la OTAN hasta el entendimiento con China, nación rival de Estados Unidos. «Pedro Sánchez –me decía un veterano diplomático español– es sólo una mosca cojonera para Donald Trump. En cualquier momento el presidente de Estados Unidos le aplastará de un manotazo». El enfrentamiento de Sánchez con Trump no sería preocupante si sólo resultara perjudicial para el líder socialista. Pero Estados Unidos puede hacer mucho daño a España y no sólo con la política arancelaria, no sólo con la exclusión de nuestros puertos en favor de los marroquís, no sólo con las amenazas turísticas.
El problema de la histeria sanchista contra Estados Unidos es que la Casa Blanca puede dar la orden en cualquier momento de que sus bases militares en España se cierren y se trasladen a Marruecos. Felipe González, el gran hombre de Estado del siglo XX español, comprendió tras instalarse en Moncloa el riesgo que corría España con el «OTAN, no», modificó su posición y organizó un referéndum para que el «OTAN, sí» devolviera la confianza de Estados Unidos en nuestro país.
Un Marruecos con las bases militares estadounidenses de España trasladadas al país vecino; un Marruecos más potente militarmente que nuestra nación, se convertiría en un peligro cierto y no sólo quedarían en peligro Ceuta y Melilla, sino también, y ese es el gran objetivo, las Islas Canarias.
El chantaje que los partidos de extrema izquierda ejercen sobre Sánchez, tanto nacional como internacionalmente, puede perjudicar de forma gravísima a nuestro país. En el siglo XXI, España debe estar en el mismo lugar que sus colegas europeos, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia… Alinearnos con los BRICS supondría un error de consecuencias incalculables. Rusia, China, Irán, Cuba, Vietnam… tienen poderosas razones internacionales para, de acuerdo con otros países, hacer frente al gigante estadounidense. España, no.
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