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El rayo justiciero de Rivera cae sobre Murcia

Más grave que el desprecio a la voluntad de los electores es la aniquilación del principio constitucional de la presunción de inocencia y del derecho a la efectiva tutela judicial de que gozan todos los españoles. Convertido en inicuo justiciero, Albert Rivera se dispone a arrebatar el Gobierno de Murcia al PP –al que le falta un diputado para la mayoría absoluta– uniendo sus votos con Podemos, porque los populares no expulsan a dos alcaldes y al delegado del Gobierno, cuando menos, dudosamente imputados. Honra al PP la defensa del honor y los derechos de las personas.