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Las trampas en el solitario de Pablo Iglesias

La Razón
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Pablo Iglesias pretende conseguir lo que no puede. Si su intención de convencer a la sociedad de que Podemos no es un partido estalinista con un caudillo que hace y deshace a su antojo está condenada al fracaso. Ayer, se sacó de la manga una consulta entre la militancia para que refrende su política de alianzas, que pasa por el portazo a IU y por sus chalaneos con grupúsculos de extrema izquierda. Nada hay más previsible en un partido «soviético» que las bases. Iglesias está seguro, porque lo controla todo, de que sus deseos son órdenes.